La detención de dos hermanos de 13 y 15 años en Castro Urdiales por el asesinato de su madre se encuentra bajo investigación. Durante las últimas horas están trascendiendo algunos detalles derivados de las declaraciones de los menores que, en todo caso, incluyen declaraciones desde las autoridades.
En su declaración, los detenidos han excusado todo lo ocurrido en los castigos físicos que recibían por las malas notas. La alcaldesa de la localidad, Susana Herrán, ha negado que el Ayuntamiento tuviera constancia de ningún conflicto familiar o escolar de los menores y ha destacado que eran "académicamente excelentes".
Sin embargo, se conoce una denuncia del menor de 15 años en el instituto en el que estaban matriculados, en la que había comunicado que sufría malos tratos en casa. Que insultaban y pegaban a los niños, en especial la madre, según ha explicado el periodista Nacho Abad. "No vales nada", "si lo sé no te adopto", "eres una mierda", según denunciaba el menor le decía la madre a ambos, que fueron adoptados por la pareja en Rusia hacía una década.
La madre de los menores era catequista en su parroquia. El párroco ha negado que existiese ningún problema familiar: "No puedo decir nada que explique lo que ha pasado. Ella era una muchacha normal, venía a misa los domingos con los niños, daba catequesis en la parroquia [...] En el colegio se comportaban bien, aquí bien, en la calle bien...", ha afirmado en declaraciones al diario El Mundo.
Además, según publica el diario El Español, la pareja tenía aislados a los menores, que apenas tenían amigos en su entorno, y les imponían una estricta rutina religiosa. Tampoco era habitual que salieran a la calle y, cuando ocurría, habitualmente era para asistir a celebraciones de carácter religioso con sus progenitores.
El citado medio señala que ambos también acudían a una asociación llamada Tallaviento, de inspiración cristiana y con raíces en el Opus Dei. Los domingos, por su parte, siempre era habitual acudir a recibir misa en una parroquia cercana.
Bajo investigación
El caso continúa bajo investigación. Las autoridades tienen constancia de que, previo al asesinato, que cometió el mayor de los hermanos, se produjo una riña familiar, aunque no se ha determinado por el momento si fue el desencadenante del parricidio.
Ambos menores son hermanos genéticos y habían sido adoptados hacía una década, procedentes de Rusia. Uno de ellos, el mayor, sería el único autor material de la muerte, mientras que el otro habría ayudado y colaborado en deshacerse del cadáver de su madre adoptiva, según la hipótesis con la que trabajan los investigadores.
La mujer de 48 años fue encontrada con una herida de arma blanca en el cuello en su vivienda. Las primeras pesquisas ya centraron los trabajos en la búsqueda de los hijos, que finalmente fueron localizados en el parque urbano de Cotolino a las 02:15 horas.
Ambos fueron detenidos por un presunto parricidio. El cuerpo había sido trasladado desde la cocina del chalé hasta el garaje, donde finalmente la Guardia Civil encontró el cadáver maniatado y amordazado en el interior del vehículo. El coche se encontró empotrado en la pared.
El crimen se descubrió después de que los menores llamaran a la abuela materna para decirle que habían sido secuestrados. La abuela, en ese momento, contactó con la Guardia Ciivl. El padre se encontraba en ese momento trabajando en el turno de noche en una fábrica del municipio alavés de Llodio.
La titular del Juzgado de Instrucción nº5 de Santander ha decretado el internamiento en régimen cerrado durante seis meses para el hijo mayor, de 15 años, por la "presunta comisión" de un delito de asesinato. El menor de 13 es inimputable y, por este motivo, no se puede seguir una vía penal. Se prevé que el hermano mayor sea internado en el Centro Socio-Educativo Juvenil de Parayas, situado en las inmediaciones de Santander.
