Teresa Guerra y Ana Belén Ávila ya no pasean por su pueblo con la misma tranquilidad que antes. Sobre las once de la noche, mientras volvían a casa de sacar a sus perros, se encontraron un sobre debajo de la puerta de su casa, localizada en Villanueva de Perales (Madrid).
El sobre venía con una carta dentro, donde alguien les llamaba la atención por tener colgada en su ventana la bandera arcoíris. El mensaje se cerraba con una firma genérica de "un vecino". El texto se fundamenta en mensajes banales basados en "la ciencia y la biología" para afirmar cosas como que "para generar la vida humana se necesita de la unión de papá y mamá, hombre y mujer solamente" y que "esta certeza es lo natural, lo racional y de sentido común".
La pareja lleva viviendo en este municipio madrileño desde hace varios años y nunca habían tenido ningún tipo de problema. "No nos están amenazando directamente, pero sí te sientes intimidada. Es algo que estás viendo, que esto está incrementándose, pero cuando te pasa a ti piensas madre mía es que es real, es que me está afectando a mí, es en mi pueblo, es un vecino. Están sintiéndose con la potestad moral de invadir nuestro espacio de intimidad a decirnos esto", declaró Teresa Guerra a eldiario.es. La pareja ha denunciado los hechos a la Guardia Civil y al nuevo teléfono 028, el número creado por el Ministerio de Igualdad para atención integral LGTBI.
La carta
"El otro día pasé por vuestra casa y observé una gran bandera del Orgullo y me decidí a escribirles", inicia la carta, que acto seguido pregunta por qué no cuelgan una de España, "país de nuestra identidad de la que tenemos que estar orgullosos" y que en los últimos años se enfrenta "a una corriente ideológica que está dañando a las familias porque desfigura la verdad con el falso argumento de la libertad", continúa.
La carta recibida por la pareja continúa con un gran párrafo sobre lo científico y "la verdad" y afirma "que solo hay dos sexos" o afirma de manera errónea que "para ser mujer se tiene los cromosomas XY y para ser hombre XX", cuando el orden es justamente al contrario. Entre otras cosas, el autor o autora de la carta les hace saber a la pareja que "solo puede haber vida humana con la unión del esperma masculino y el óvulo femenino" y que esa "es la verdad", lo demás "ideología que nos daña y nos hace esclavos de lo falso y lo antinatural".
La carta asegura que "nos están imponiendo una falsa ideología hasta en los colegios (atacando la falsa inocencia de los niños)" y "persiguen a aquel que se opone a esta farsa". El individuo lo denomina como "ideología del Orgullo", que según sus ideas sostiene que con ella "nos están destruyendo como individuos, como familia, como sociedad" y que con ello buscan "dividirnos y esclavizarnos al error de lo antinatural" para así "generar caos en el individuo y la familia", concluye. Para finalizar el mensaje, acaba el manuscrito con "un sincero bienestar en vuestra familia".
Un miedo creciente ante estos casos
La pareja colocó la bandera en la semana del Orgullo y decidió dejarla más tiempo como respuesta social a que el Ayuntamiento del pueblo decidiera no colgar la bandera LGTBI después de dos años consecutivos haciéndolo. Esta retirada de banderas se ha visto incrementada a medida que han entrado en los ayuntamientos gobiernos formados por el Partido Popular y Vox. Pero lo sorprendente en este pequeño pueblo de Madrid es que el alcalde, José María Barrado, era del PSOE. "Volvimos de vacaciones y vimos que no estaba colgada y no nos cuadraba nada", comenta Teresa Guerra.
"Ya no sales a la calle como antes, esto es un pueblo pequeño, en Madrid pasaríamos más desapercibidas, pero aquí ya no sabes si te cruzas con alguien y te mira si está pensando que somos las lesbianas del pueblo", comenta Teresa Guerra, que reconoce que tienen "un poquito de miedo" después de lo ocurrido.
La pareja por su parte, agradece el apoyo de la Guardia Civil de Villamanta, a menos de 10 kilómetros de Villanueva del Perales, cuyos agentes se pusieron en contacto con ambas mujeres "para transmitirnos que si en algún momento nos increpa alguien o nos sentimos amenazadas les llamemos", remarcó Teresa Guerra. "Se agradece ese respaldo", celebra, que siente como la institución del pueblo en el que vive les ha dado la espalda. Eso sí, en su casa, la bandera arcoíris no se ha movido. Y ahí seguirá.