La homosexualidad y las familias con progenitores del mismo sexo sí existen en el reino animal. ¡Qué no te engañen! Si alguien lo dudaba, os presentamos a esta adorable pareja de pingüinos del Sea Life Aquarium de Sidney, en Australia,. Ambos están volcando todos sus esfuerzos en luchar por la supervivencia de su propio hijo.
Como se puede comprobar en las imágenes, los dos ejercen el rol de padres después de que un responsable del acuario les entregase un huevo real. Magic y Sphen, como han bautizado a nuestros protagonistas, se dedicaron a recolectar guijarros antes de la temporada de reproducción de 2018, por lo que no ocultaron su intención de formar su familia desde un primer momento, tal y como relata la cadena ABC.
Ante estos movimientos, los responsables del centro decidieron poner a prueba sus intenciones. Primero les brindaron un huevo falso para comprobar sus dotes a la hora de cuidar a sus pequeños. Tras comprobar su habilidad extraordinaria, el personal decidió cambiar ese artefacto por un huevo real que, ahora, está siendo cuidado en las mejores condiciones.
Ambos están compartiendo sus labores de crianza y alimentación de manera completamente equitativa. Según Tish Hannan, supervisor del departamento de pingüinos del acuario, este hecho permite demostrar que no existe ninguna diferencia entre la labor parental que ejercen las parejas heterosexuales y homosexuales de la mencionada especie.
No se trata de una excepción
El caso de Magic y Sphen no es único en el mundo y ya se ha registrado en otros zoológicos a lo largo de todo el mundo. Una de esas historias la protagonizaron Stan y Olli, dos pingüinos introducidos en el Zoo de Hamburgo procedentes de Berlín el pasado mes de abril de 2016.
A pesar de que fueron enviados para labores reproductivas, ambos prefirieron mantener una relación, lo que llamó la atención del personal del centro. ¿El resultado? Finalmente se instalaron allí por decisión del director, que permitió que finalmente formaran una familia.
Por otro lado, en 2009, dos pingüinos machos, Z y Vielpunkt, criaron a una hembra que fue rechazada por sus padres heterosexuales, también en un zoológico de la capital germana.
Previamente, en Nueva York, Roy y Silo fueron vistos frecuentemente apareándose entre sí e intentando incubar una roca. Ante esta situación, sus cuidadores decidieron proporcionarles un huevo real que incubaron. El polluelo, una hembra llamada Tango, también terminó juntándose con otra hembra.