Una pareja lesbiana tuvo a una hija de ascendencia afroamericana cuando una de ellas fue inseminada con el esperma de un donante que no habían elegido. Jennifer Cramblett, quien especificó que el donante que quería era el número 380, un hombre blanco, rubio y de ojos azules, tuvo al bebé del donante 330, un hombre del que solo se sabe que es afroamericano.
El error se produjo cuando un empleado malinterpretó la escritura de Cramblett y confundió el número 8 con el número 3. Aunque Cramblett, de 37 años, y su pareja Amanda Zinkon, de 30, afirman que quieren mucho a su hija, han decidido demandar al banco de esperma por el error.
Miedo a la discriminación, al racismo
Según han contado, viven en una comunidad predominantemente blanca y tienen miedo de que la niña sea rechazada. Descubrieron el error cuando la madre ya estaba embarazada y admiten que les ha causado mucho estrés, dolor y sufrimiento ya que se criaron en una sociedad racista con muchos prejuicios hacia los afroamericanos.
En la denuncia se puede leer: "Cortarle el pelo a una niña pequeña no es muy complicado para la mayoría de madres, pero para Jannifer no es algo rutinario, porque Payton tiene el pelo típico de una chica afroamericana y para que se lo corten bien tiene que desplazarse a un barrio de gente negra, donde no es especialmente bienvenida".
Cramblett ha explicado que creció en un barrio donde no había gente negra y que la primera vez que conoció a una persona afroamericana fue en la universidad. Tanto a ella como a su pareja les da miedo que viviendo en un barrio donde no hay gente negra, su hija sea la única de su clase y se sienta diferente o no la acepten.
Un error administrativo
Habían elegido específicamente a un donante de pelo rubio y ojos azules para que el bebé se pareciera a sus madres. Cuando llamaron a la clínica para confirmar su elección respecto al esperma, les pidieron verificar si querían el del donante número 330.
"Jennifer corrigió a la recepcionista, especificando que estaba pidiendo el esperma del donante número 380", se puede leer en la denuncia, aunque a pesar de la correción, el error persistió.
Cuando se enteraron de que estaba embarazada, llamaron a la clínica para reservar el esperma para otro embarazo, y la recepcionista consultó su ficha y le preguntó si quería el espema del donante 330 otra vez.
Fue entonces cuando le comunicaron el error, algo que tiró por tierra todo el esfuerzo que la pareja había hecho en cuanto a planificación familiar. La ilusión por el embarazo cambió radicalmente para convertirse en enfado, decepción y miedo. Le preocupaba que su familia no puediese aceptar un bebé afroamericano.
Lo única que pudo hacer el banco de esperma fue disculparse y ofrecerles una devolución del dinero. Según ha comentado Cramblett: "Estoy contenta de tener una hija sana, pero no voy a dejarles salirse con la suya y no aceptar la responsabilidad".