Cuatro voluntarios de la fase III de la vacuna de Pfizer han experimentado la denominada parálisis de Bell tras ponerse la inyección, según ha informado la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) en un documento sobre los resultados de las pruebas.
La noticia se conoce precisamente poco después de que el Reino Unido haya pedido que la vacuna no se administre entre las personas con alergias graves tras una reacción en dos sanitarios después de recibir la primera de las dos dosis. La FDA señala en un informe que en los datos de seguridad de 38.000 participantes se detectó un "desequilibrio numérico" en los casos de parálisis de Bell, ya que hubo cuatro en el grupo que recibió la vacuna, mientras que no hubo ninguno en el que recibió el placebo.
Sin embargo, la agencia reguladora estadounidense asegura que no hay base para concluir que exista una "relación causal" entre la vacunación y esta parálisis facial temporal. Según el informe, de las cuatro personas afectadas, una presentó la enfermedad tres días después de la vacunación y tres días después recuperó la normalidad. La segunda persona afectada desarrolló los síntomas a los nueve días de ser vacunada, mientras que los otros dos experimentaron los síntomas en los días 37 y 48. La agencia recomienda que se vigilen los posibles casos que pudieran aparecer cuando se despliegue la campaña de vacunación en grandes poblaciones con el objetivo de controlar este tipo de casos.
Además, la autoridad sanitaria informó de seis muertes durante el proceso de ensayo de la vacuna, sin embargo, ninguna de ellas está relacionada con el antídoto, que se ha mostrado como seguro y eficaz. Cuatro de las muertes se registraron en el grupo que recibió el placebo y dos en el grupo de la vacuna, siendo ambos fallecidos mayores de 55 años.
Uno de los dos vacunados fallecidos experimentó un paro cardíaco 62 días después de recibir la segunda dosis de la vacuna y murió tres días después. El otro murió de arterioesclerosis tres días después de haber recibido la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus.
Así es la parálisis de Bell
El origen de la parálisis de Bell todavía sigue siendo un misterio para la comunidad científica. Se cree que es el resultado de la hinchazón e inflamación del nervio que controla los músculos de un lado de la cara. También puede ser una reacción provocada por algún tipo de infección viral.
Los pacientes que la sufren notan una debilidad repentina en los músculos de la cara que hace que la mitad del rostro se vea como caído. La sonrisa se dibuja solo de medio lado y uno de los ojos no se cierra por completo. En los casos más graves puede afectar por completo a toda la cara. En la mayoría de los casos es temporal y mejora significativamente con el paso de las semanas.
Los síntomas incluyen comienzo repentino de debilidad leve a parálisis total de un lado de la cara, que puede ocurrir en cuestión de horas o días; caída de un lado de la cara y dificultad para hacer expresiones faciales, como cerrar un ojo o sonreír; babeo; dolor de mandíbula o dentro o detrás de la oreja del lado afectado; aumento de sensibilidad al sonido en el lado afectado; dolor de cabeza; pérdida del sentido del gusto y producción excesiva o escasa de lágrimas y saliva.
La mayoría de los casos desaparecen en el plazo de un mes. La recuperación de los casos más graves, con una parálisis total, es variable. Las complicaciones pueden ser las siguientes:
- Daño irreversible en el nervio facial.
- Crecimiento anormal de las fibras nerviosas. Esto puede provocar una contracción involuntaria de ciertos músculos cuando se intenta mover otros (sinquinesis); por ejemplo cuando sonríes, el ojo del lado afectado puede cerrarse.
- Ceguera parcial o completa del ojo que no se cierra debido a la excesiva sequedad y al rascado de la cubierta protectora transparente del ojo (córnea).