El papel de los hombres en la lucha feminista no tiene mucho misterio, pero sí mucha polémica. Polémica porque su papel no es el de portavoz, sino en el de apoyo, y hay personas que aún no lo comprenden ni aceptan. Quizá porque aún no han aprendido bastante sobre feminismo y lucha social.
Y desde el feminismo sabemos lo que es tener que limitar tu papel en una lucha. Ocurre con las feministas blancas en los contextos de lucha de las mujeres negras o las occidentales en el contexto de las mujeres de religión musulmana (y bien criticadas que somos como colectivo que intenta decir cómo tienen que luchar ellas). Incluso en el apoyo a los colectivos LGTB por parte de las personas cisheterosexuales. ¿Creéis que no sabemos que basta con solidarizarnos, callar y escuchar lo que quieren que hagamos? ¿Acaso habéis visto a un trabajador o trabajadora del sector metal liderando las luchas sindicales de la precariedad en la hostelería? ¿O más bien les véis en las manifestaciones acudiendo por mera solidaridad?
1 Sí, como hombre tienes un papel necesario en la lucha feminista
Es necesario que todos los géneros se adhieran a la lucha feminista, porque esta tiene como sino la búsqueda de un cambio social que, como todo cambio social, genera transformaciones en la vida de todas las personas. Simplemente, los grupos sociales que están por debajo intentan buscar el lugar que se les ha arrebatado con la historia social de la Humanidad, pero no a base de pisar al otro. Es un espacio donde todos y todas entramos. (¿Acaso somos las mujeres un mero grupo social? ¡Si somos la mitad de la población mundial!).
Ahora, donde surge el conflicto es cuando un hombre intenta ponerse por encima de otras mujeres en esa lucha. Y si surge este conflicto es, nada más y nada menos, porque hay hombres que lo hacen, y eso no es comportarse de una manera feminista. La razón es simple: un grupo vulnerable debe tener la autodeterminación de identificar sus problemas y marcar el camino por dónde debe dirigirse para suprimirlos. Si no, no se trata de una emancipación, sino de una cesión de permisos por parte del grupo de poder.
2 Trabaja en la deconstrucción y construcción de nuevas masculinidades
Como sabemos, el contexto heteropatriarcal en el que la Humanidad lleva siglos viviendo genera unos roles de género con los que somos educados y educadas. Nos enseñan desde pequeños lo que es masculino y lo que es femenino, y ese es uno de los puntos clave que el feminismo intenta deconstruir.
Una de la reflexiones que pueden hacer los hombres es sobre cómo los ideales de masculinidades de la sociedad en la que viven pueden afectarles de una u otra manera. Así, el que no cumple con esos roles puede verse ridiculizado, por ejemplo, tener una actitud firme y agresiva, el tener un tipo de cuerpo más robusto, interesarse por el fútbol, llevar un coche grande o incluso correr en la carretera (¿nunca os han llamado abuelita por cumplir los límites de velocidad?). Incluso, paradójicamente, se ataca a las mujeres feministas aludiendo a los ("cientos de miles") hombres maltratados por sus parejas, cuando son estas masculinidades las que evitan que estos casos salgan a la luz. Así mismo, tener gestos, una forma de hablar, o unos intereses más cercanos a lo considerado como "femenino" genera un gran rechazo social, lo que se puede conocer como "tener pluma".
Este proceso necesita mucha reflexión, lectura y escucha a personas expertas en género y roles de este tipo. Para deconstruir las viejas masculinidades y construir otras más neutras, es preciso aplicarlo a nuestro día a día. No reírse de la "feminización" de otros hombres, aprender a no responder de manera agresiva, sobre todo violentamente, no enseñar a nuestros hijos a comportarse en base a esos roles masculinos, no mostrar lo "macho" que eres cuando tengas la oportunidad, no tomar una actitud sexual de dominación, etc.
3 Reflexiona sobre cómo esas masculinidades afectan a las mujeres
Debemos tener en cuenta que las masculinidades son una construcción social que se han ido elaborando para que un género quedara por encima de los demás a lo largo de la historia. Por eso, piensa en que estos roles de género generan desigualdad. Que a los hombres se les eduque para que sean más agresivos es el germen de la existencia de la violencia machistas, entre otros tipos de violencia. Que se valore que antepongan su trabajo a su entorno familiar hace que las mujeres tengan más dificultad para acceder al mundo laboral, sobre todo a puestos de mayor cargo. Piensa que el que te hayan enseñado que las mujeres somos más dulces, fieles, cuidadoras y amables hace que cuando una mujer no cumple esas expectativas, tiendas a desacreditarla.
4 No perpetúes el machismo: identifícalo y combátelo en ti mismo lo primero
La primera cuestión clave es conocer e identificar las conductas machistas (los micromachismos también) para ir cambiándolas (ni qué decir tiene que el primero ámbito sobre el que debas trabajar sea el comportamiento sexual).
Si quieres que tu apoyo al feminismo perviva, uno de los mayores aportes que podemos hacer es prevenir la herencia machista en las nuevas generaciones. Esto es, en nuestros hijos, sobrinos, alumnos, etc., debemos hacer un esfuerzo por no enseñarles conductas machistas, roles de género y actitudes discriminatorias. Y aunque reciban esos mensajes por otras vías, deben saber que no son las hegemónicas, porque nuestro ejemplo es otro.
No es un aprendizaje de un día, sino que poco a poco irás descubriendo más y puedes trabajar para ir cambiándolo desde ti mismo. En tu ámbito también, pero hay que ser humilde y reconocer que el machismo nos viene de serie por herencia cultural, así que no dejas de ser machista sólo por quere dejar de serlo. Hay que trabajarlo, y sí, las mujeres también lo hacemos.
5 Entiende por qué sois aliados y no cabezas de manifestación
El papel de "aliado" molesta mucho a ciertos hombres, porque se ven relegados a un papel secundario y/o pasivo. Sin embargo, no creo que esos mismos hombres, en caso de ser de raza blanca, se imaginaran liderando las marchas de personas de raza negra. No es cuestión de llamarte "feminista de verdad" o "simple aliado", no te preocupes por la etiqueta que tengas, simplemente escucha y actúa. Como decíamos antes, la lucha feminista debe ser impulsada por las mujeres, que son las que sufren la discriminación y se están empoderando. Una persona se empodera, y lo hace con apoyo de los demás, pero es ella misma quien aprende a tomar su camino. Pues el movimiento social es igual.
Tomando la frase de Mbuyiselo Botha, del Foro de hombres Sudafricanos, referenciado en Tribuna Feminista por Macarena Neva:
Debemos evitar apropiarnos de la lucha relativa a las cuestiones de género. Siempre debemos ser conscientes de ello. La tentación existe debido a la tendencia dominante de los hombres. Debemos mantenernos vigilantes y recordar que ésta es una lucha que tienen que liderar las mujeres
6 Cede tu espacio y privilegios a otras mujeres para que formen parte activa de la lucha
Tomando la misma referencia que en un episodio de 'El Tornillo', si quieres acudir a una marcha de mujeres o a una manifestación del 8 de marzo, es más importante que facilites que una mujer de tu entorno acuda a que vayas tú. Si tu compañera de trabajo necesitaría que le cubrieran el turno para ir, o tu pareja, amiga, vecina... necesita que alguien se quede cuidando de los niños, o de esa persona enferma de quien está pendiente día y noche, toma ese papel y permite que participe, se sienta libre, empoderada y que lucha por su futuro. Claro, que eso no quiere decir que no puedas ir, porque puede ir quien le dé la gana, como a todo. Ya lo sabes: No nos mires, ¡únete!
7 Habla de feminismo con otros hombres
Este papel sólo lo pueden tomar los hombres. Las mujeres podemos decir muchas cosas muy bien explicadas sobre feminismo, pero la barrera perceptiva y prejuiciosa que existe entre emisora y receptor va a ser diferente. Si te importa el feminismo, intenta exponerlo a otros hombres cuando tengas oportunidad, de manera más o menos explícita. También puedes facilitar que en tu entorno se adopten medidas feministas, por ejemplo, evitando que en tu trabajo se discrimine a una mujer, animar a que en una comida familiar todos colaboren recogiendo para que no haya una anfitriona explotada, o no riéndote de los chistes misóginos de tus amigos. Es lo que se llama utilizar tus privilegios para ayudar.
Volviendo a Mbuyiselo Botha, del Foro de hombres Sudafricanos:
... nuestra liberación como hombres sudafricanos negros es inseparable de la liberación total de las mujeres en este país. Resultaría hipócrita hablar de la liberación cuando sabemos que una gran parte de la sociedad sigue estando sometida
8 No enseñes feminismo a otras mujeres
En al vida nos encontramos con mujeres no feministas que aceptan la desigualdad, la justifican, la defienden, o simplemente no quieren meterse a discutir de ella. También encontramos mujeres feministas que adoptan una posición o conductas con las que no estamos de acuerdo. Pero no puedes reprocharles cómo abordar la lucha feminista a cada una, porque estarías practicando el conocido "mansplaining" (hombres que explican las cosas a las mujeres porque ellos saben más), y, además, resulta más sencillo entenderlo con un ejemplo que con un párrafo entero.
Las mujeres, alienadas o identificadas con un tipo u otro de feminismo, van a lo largo de su vida topándose con situaciones en las que poner en cuestión su papel en la sociedad, los problemas con los que se han encontrado por ser mujeres, y cómo les afecta. Ellas mismas van encaminando su manera de abordar estos temas, y cuando lo necesiten, recurren a otras mujeres que han pasado por lo mismo. No necesitan mesías de ningún tipo que les abran los ojos.
Por otro lado, no estés siempre intentando sacar los puntos flacos del feminismo, ni intentes que tus amigas feministas sepan argumentar todas esas "dudas" o paradojas que te surgen, ni las llames exageradas. Pregunta por esas cosas que no has podido experimentar y di con humildad que no sabes cómo entenderlo o adoptar una postura empática. Nadie te juzgará por ello.
9 Acepta los espacios no mixtos
Los espacios no mixtos necesitan un epígrafe propio porque son los lugares donde muchos hombres encuentran su mayor punto de conflicto con el feminismo. Por alguna razón, hay hombres que ven necesario formar parte de talleres de autodefensa feminista, y se ofenden porque no pueden asistir, y esto es así. Que si pudieran ir, no irían, pero como no pueden, se molestan.
En el feminismo se realizan muchas actividades mixtas, sobre todo las relativas a formación. Sin embargo, las mujeres también necesitamos tener encuentros entre nosotras, donde compartir nuestras experiencias, marcar nuestro camino, tener seguridad y libertad, porque la historia social del género femenino tiene unas características propias que han hecho que surgieran, por necesidad, este tipo de reuniones no mixtas. En ciertos contextos cambia mucho que haya hombres a que no los haya, y no pasa nada. Tampoco participo yo en encuentros de moteros y no me muero por ello. Cito, en este caso, a Kelley Temple, referenciada por Barbijaputa:
Los hombres que quieren ser feministas no necesitan que se les dé un espacio en el feminismo. Necesitan coger el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista
10 Nos vemos en otras luchas
Tienes todo el derecho a implicarse en hacer de este un mundo más justo, y hombres y mujeres tenemos cientos de espacios mixtos donde hacerlo, así que no acudir a reuniones de mujeres no tiene que interferir con tu lucha en otros ámbitos. La lucha feminista no está desvinculada de otros tipos de lucha, por ejemplo, contra el racismo, el capitalismo, a favor de los animales, el planeta o la justicia social. En las reuniones de partido, sindicato o plataforma de cualquier tipo estamos todos y todas, pero has de darte cuenta de que en esos espacios es más común encontrarte con hombres liderando. Seguro que en todos los casos hay una razón de peso para que esté esa persona y no otra, y dirás que para la secretaría general del partido local no que no había mujeres candidatas, o etc, etc, pero recuerda que a nivel social ese es un reflejo de la discriminación del género femenino.