Primero fueron los pantalones pitillo. Luego llegaron los anchos, los de campana (tan del 2000), los popularmente conocidos como "cagaos" (reconócelo, se te veía toda la hucha allá donde ibas) y los pantalones rotos por los que tu abuela te montaba un "cristo" cada vez que te veía porque en sus "tiempos mozos eso era una auténtica vegüenza" -insértese voz de abuela aquí-.
Después de todas estas modas, los diseñadores han decidido que aún hay capacidad de innovar. Y vaya si lo han hecho. ¿Te acuerdas cuando te ibas de pic nic con tus amigos al parque y te sentabas en el césped? Sí, tumbado al solecito, tranquilamente, hasta que de repente te levantabas y veías como te habías llenado completamente de mierda de cintura para abajo.
De pequeño nos echaban la bronca. De mayores nos "cag***** en tó" y ahora, en pleno, 2017, bendeciríamos nuestra suerte. ¿Por qué? Porque hay gente que está llegando a pagar 425 euros por comprar unos pantalones que simulan estar manchados de barro. Sí, hay gente que se está gastando un dineral en vestirse como Repu la Cerda.
Seamos sinceros. Si la nueva moda es esta, yo, redactor de Los Replicantes, me propongo para hacer la croqueta por todos los parques de España por el bien de este país (y de mis bolsillos). ¿No prefieres pagar los 425 euros por un pantalón manchado de verdad y no por uno que está pintado?
Eso sí, seguramente yo no tendría tanto ingenio a la hora de venderte el pantalón ensuciado de una manera tan elegante: "estos vaqueros desgastados en azul medio y con un corte recto y cómodo. Ropa de trabajo americana que prueba que ha habido una acción de gran trabajo con una capa agrietada de barro que demuestra que no tienes miedo de agacharte y ensuciarte".
En Twitter, división de opiniones: "Ya no me siento tan mal de no lavar tan seguido" o "La culpa no es de Nordstrom; es del pendejo que está dispuesto a pagar esa cantidad por esos jeans" e incluso quien se ha sentido triste: "me hago mayor".
A mí, con poner "vaqueros llenos de mierda" me hubiera bastado.
