La pandemia, el aislamiento social, las fuertes medidas contra el Covid han provocado que las sectas recuperen su popularidad. La desesperación y el aislamiento son algunos de los factores que llevan a las personas a buscar una comunidad como las sectas.
El periódico La Vanguardia explica en un reportaje que la Policía Nacional ha detectado un auge de estas asociaciones ilegales. "Los meses de pandemia, con la sensación de apocalipsis, el aislamiento, la soledad, las incógnitas sobre el sistema sanitario convencional y la pantalla del ordenador tantas horas diarias iluminada constituyen el mejor cóctel de las últimas décadas para la creación o el fortalecimiento de los grupos sectarios", sentencia.
Una experta de la Policía Nacional afirma que "si lo que venden estos grupos es seguridad y equilibrio, un momento de incertidumbre como es una crisis mundial es un claro elemento favorecedor".
Las denominadas "microsectas" sirven como respuesta a las grandes incógnitas que hemos vivido en el último año. Las redes sociales han sido un caldo de cultivo de estas asociaciones ilegales. Cada vez hay más grupos en los que se presenta una realidad alternativa de la pandemia.
200 microsectas en España
Un experto en la materia explica al periódico que en España hay alrededor de 200 microsectas, que ya no tienen las mismas características que las que conocemos de antes. "Hace diez o doce años te captaban con un cartel, en una conferencia, pero ahora es a través de YouTube o Instagram".
"Las sectas a la vieja usanza, con una denominación, un ideario, un procedimiento, son minoritarias. No queremos hablar de sectas sino de grupos coercitivos", afirma Juantxo Domínguez, presidente de la RedUNE (Prevención del Abuso de Debilitad y Derivas Sectarias).
La última operación contra una microsecta fue en el pasado mes de marzo, cuando Los Mossos arrestaron el La Pobla de Lillet (Barcelona) a tres personas acusadas de ser las responsables de crear un grupo sectario.
Los miembros de la asociación salían de la casa al atardecer, hacia el bosque. Siempre iban en fila, con el hombre delante y separados por un metro. El hombre, de 66 años, se hacía llamar "maestro iluminado".
El "maestro iluminado" organizaba para sus seguidores seminarios y retiros de fin de semana "en los que, con el tiempo, fue sometiéndolos. Muchos de ellos en fechas como fin de año o Semana Santa para provocar un alejamiento de la familia. Ahí las humillaba o ensalzaba, alternativamente y las castigaba, incluso con golpes, hasta generar un clima de dominio absoluto que llegó a ser también sexual", cuenta uno de los agentes de los Mossos a La Vanguardia.
Las personas que caen en estas sectas son personas vulnerables, que se encuentran en situación de debilidad emocional o que carecen de tejido social y que se sienten acogidas por el líder. La pandemia ha conseguido que más personas se encuentren en esta situación.