Nuestro planeta esconde grandes joyas que aún no hemos descubierto. Tesoros que, en algunos casos, se encuentran en peligro como consecuencia del cambio climático y la degradación que sufre un turismo con poco control por parte de las instituciones.
Sin embargo, estos paisajes se encuentran unidos por grandes curiosidades. Son rincones poco conocidos, en lugares remotos y tienen una característica especial en común: sentirás que has escapado de la Tierra.
Porque sí, los paisajes más indescriptibles y extraños del mundo son aún una incognita que queremos reunir en este artículo. Porque, teniendo en cuenta el gran precio de los viajes interespaciales... ¿qué mejor que conocer más a fondo nuestro planeta? Atentos a la siguiente lista.
1 Un viaje por la Luna en Brasil
Pasearse por la Luna cual Neil Armstrong en el Apolo 11 ya es una realidad. Bueno... al menos podemos recrearlo si cogemos un vuelo y 'cruzamos el charco' hacia América, donde podremos vivir una jornada como si caminásemos por nuestro satélite.
El lugar que os mencionamos se encuentra dentro del Parque Nacional Chapada dos Veadeiros, en Brasil, y se compone de una zona denominada como Valle de la Luna por su singular aparencia. Y no es una anécdota: algunos países del entorno, como Chile o Argentina, también poseen lugares similares, aunque con menor extensión.
El motivo de esta curiosa composición se encuentra en la erosión que generan las aguas transparentes del río Sao Miguel. Gracias a este curioso fenómeno, la superficie rocosa que compone esta zona del parque tiene una apariencia espectacular. Por si alguien tiene la intención de viajar hacia allí, puede saber que la caminata es fácil y dura aproximadamente 20 minutos.
Como dato a tener en cuenta, junto a este paseo en La Luna nos encontramos con uno de los bosque tropicales más ricos y hermosos del planeta. No podemos olvidar que esta zona es la que alberga mayor diversidad de especies de todo el mundo. ¿Qué mejor que pasearse por la Luna y terminar 'echando la tarde' rodeado de palmeras y ficus?
2 Una visita a Júpiter en pleno cuerno de África
Si nos queremos alejar del planeta Tierra y conocer otros mundos, podemos dirigirnos al cuerno de África. Allí se encuentra el conocido como Desierto de Danakil, conocido por su calor extremo e inhospitabilidad.
Este territorio, situado en las cercanías del mar Rojo y entre Eritrea, Tibuti y Etiopía; posee una superficie completamente similar a la de Ío, uno de los satélites del planeta Júpiter y cuya instantánea desde el terreno en dirección al citado planeta ha recorrido todo el mundo.
Sin embargo, lejos del frío extremo que se registra en Júpiter, este desierto llega a alcanzar temperaturas de hasta 60ºC durante las épocas más cálidas. No podemos olvidar que la región se encuentra sobre una zona con una de las actividades volcánicas más intensas de todo el mundo.
Los únicos habitantes de este extraño lugar, pertenecientes a la tribu nómada afar, llegan a caminar entre 15 y 20 kilómetros diarios para recoger agua, que en algunas ocasiones llega a situarse en el punto cercano de ebullición. Esta población, situada en el entorno de 130.000 personas, vive sobre todo del comercio de la sal y se alimentan de la leche y carne de cabras y camellos. No podemos olvidar que se encuentran en el lugar más cálido del planeta que está habitado.
3 Un viaje a Marte en plena Andalucía
Viajar y pasearse por Marte, como hizo la sonda Opportunity durante los últimos 14 años, suena impensable en la actualidad. Pero, si queremos hacer algo parecido, tan solo tenemos que hacer un viaje muy corto: a la provincia de Huelva.
Allí nos encontramos con las minas de Riotinto, un paraje con terrenos y aguas completamente teñidos de rojo. El motivo es muy snecillo: la descomposición de minerales que contienen sulfuros de mentales pesados y que han sido encontrados en yacimientos a lo largo del río Tinto.
La mayoría de esos yacimientos contienen pirita (sulfuro de hierro) y calcopirita (disulfuro de hierro y cobre), por lo que el resultado no tenía otra salida: un paisaje rojo similar a Marte y en plena Andalucía.
4 ¿Vida extraterrestre?
A pesar de algunos indicios, como el hallazgo de reservas de agua en Marte, por el momento seguimos completamente solos en el universo, al menos según las evidencias científicas.
Sin embargo, ¿os imagináis cómo sería la vida fuera de nuestro planeta? ¿Cómo serían todos los animales o plantas que habrían nacido, crecido, desarrollado y evolucionado al margen de nuestro ecosistema?
Las dudas son infinitas, pero al menos tenemos un hueco para la imaginación: la isla de Socotra, en Yemen. Este enclave del Mar Arábigo cuenta con más de 200 endemismos, es decir, especies únicamente propias de esta isla, que cuentan con formas de lo más inverosímiles.
Su exotismo y rareza hacen que este territorio sea único y especialmente atractivo para aquellos amantes del mundo de la botánica. Nada como viajar a un mundo desconocido en una isla prácticamente desierta.
5 Un mundo de color rosa en pleno Índico
Puestos a dar rienda suelta a la imaginación... ¿cómo sería un mundo en el que el agua fuese completamente rosa? ¿Qué habitaría en su interior? ¿Cómo serían aquellos que la consumiesen?
Pues, si queremos hacernos una idea, podemos desplazarnos a laplaya de Las Coloradas un lago gigante de color rosa en pleno México. Sí el color de sus aguas es rosa, permanente y no cambia nunca, aunque se vierta cualquier contenido.
Tampoco hay ningún componente humano o de contaminación: el color es completamente natural. A pesar de que no hay un consenso establecido en torno a su origen, algunos apuntan la acción de los organismos Dunaliella salina y Halobacteria. También hay teorías que apuntan a la acción de las bacterias halófilas rojas o a las algas en las costras de sal.
A pesar de lo inusual de este color, el baño es totalmente recomendable para los seres humanos. ¿Qué mejor que bañarse en agua rosa natural? Sin duda, toda una experiencia extraterrestre en mitad del Océano Índico.
6 Un Géiser de colores en mitad de Estados Unidos
En estos momentos, aún no conocemos qué hay exactamente en muchos de los planetas que poco a poco vamos descubriendo. Mundos se encuentran completamente alejados de nosotros y su formación, paisajes o posibilidades de vida son una auténtica incógnita.
Sin embargo... ¿y si dedicamos un espacio a la imaginación? Para inspirarnos podemos usar, por ejemplo, el conocido como Géiser Fly, el mayor ejemplo de que la naturaleza puede hacer muchas maravillas para adaptarse a los constantes errores que nuestra especie realiza hacia su entorno.
Este pequeño géiser tiene carácter artificial y se encuentra en el condado de Washoe, Nevada. Su creación llegó a principios del siglo XX durante una perforación de pozos con el objetivo de explorar fuentes de energía geotérmica.
El experimento salió mal y, por ello, sus artífices intentaron tapar el agujero que habían realizado. Pero, sin embargo, no consiguieron su objetivo, por lo que finalmente el agua comnezó a fluir a más de 200 grados centígrados, incluyendo sedimentos de carbonato de calcio que han sido los responsables de teñir las rocas que se encuentran en el lugar.
7 Una colección de arrozales en versión pictórica
Tampoco podemos olvidarnos del mundo pictórico que aparece en las terrazas de arroz de Yuangyang. Esta increíble composición de colores es, simplemente, un gran recinto de cultivos situado al borde de una cordillera y a 1.570 metros sobre el nivel del mar.
Estos cultivos se han realizado de manera ininterrumpida desde, al menos, 1.300 años. Su ubicación remota y el interés por los cultivos hacen pensar que su imagen se ha mantenido inalterable durante todo este tiempo.
8 La isla del tesoro llena de cristales de colores
En este alegato a la imaginación, nos planteamos una nueva incógnita. ¿Cómo sería un mundo con una superficie completamente llena de cristales? Un mundo sin arena, sin tierra, lleno de gemas de colores.
Puede parecer poco o muy apetecible, según se mire, pero su existencia es completamente real. Para ello deberemos viajar hasta you, el paraíso californiano de los cristales.
En esta curiosa playa nos encontramos con una arena de vidrio formada por cristales con un intenso colorido. A pesar de lo bonito de las fotografías, sin embargo, su origen está en la mala acción de los humanos.
Todo comenzó en la primera mitad del siglo XX, cuando los vecinos de Fort Bragg emplearon este lugar como un vertedero llamado 'The Dumps'. El terreno, completamente lleno de basura, se intentó limpiar de diversas maneras (quemándola, barriéndola...). Pero no hubo forma.
Finalmente, los restos de vidrio y chatarra que allí se encontraban terminaron convirtiéndose en un atractivo turístico. ¿Cómo? Pues gracias a la naturaleza y la acción de las olas, que tuvo la habilidad de transformar todos estos desperdicios en increíbles formas y colores.
9 El universo helado más ardiente del universo que esconde México
¿Os imagináis un mundo lleno de bloques de hielo en el que el calor sea sofocante? Parecería una incongruencia, ¿verdad? Pues, sin embargo, este paisaje existe en el estado mexicano de Chiuahua y es todo un atractivo turístico para todo tipo de visitantes.
Estamos hablando de la Cueva de los Cristales, un lugar descubierto en el año 2000 y situado a 300 metros bajo el suelo. Allí se concentran temperaturas de 58ºC y un índice de humedad relativa situado entre el 90% y 99%. Las condiciones son tan extremas, que incluso los visitantes jamás pueden permanecer en su interior más de 10 minutos si no quieren sufrir un colapso.
Llegado a este punto, cabe aclarar: el conjunto no incluye realmente hielo. Se trata de una serie de cristales gigantescos de selenita (yeso), formados de manera natural y con tamaños de récord para paisajes de este tipo.
10 Un lago geométrico rodeado de desierto en Canadá
Lejos de la imagen que a todos nos evoca un simple lago, si viajamos al valle canadiense de Okanagan (una de las pocas reservas indias del país norteamericano), nos encontraremos con el Spotted Lake y una curiosa sorpresa.
También conocido como Lago Kliluk, sus formas geométricas y su variedad cromática generan sorpresa en cualquier curioso que tenga la intención de desplazarse hasta este remoto lugar.
La composición tiene encuentra su momento de esplendor en pleno verano, cuando las 365 pozas de las que se compone se encuentran totalmente visibles porque el agua se seca por el completo. El resto del año, mientras tanto, permanece congelado, tal y como ocurre en esta especie de desierto estepario con temperaturas especialmente bajas.
La variedad de colores tiene un origen: la riqueza mineral de la zona, que incluye sulfato de magnesio, calcio, titanio o plata. Además, hace cientos de años, este agua se utilizaba como remedio sanador y terapéutico sobre todo entre las comunidades indígenas que se encontraban en la zona.
Sin duda, estos mundos nos hacen imaginarnos viajes fuera de nuestro planeta. Paisajes inusuales, aparentemente surrealistas, pero con una historia detrás que, en muchas ocasiones, jamás imaginaríamos.
