La Comunidad Valenciana tiene tantas formas diferentes de hacer arroz como naranjas en sus huertas: arroz al horno, arroz al senyoret y el resto de paellas que se pueden hacer, que es un universo aparte e incluso hay paellas con caracoles. Con o sin socarrat, la paella valenciana es una de las mayores señas de identidad de toda la comunidad, por eso la Generalitat Valenciana aspira a convertirla en un Bien de Interés Cultural (BIC).
El comité técnico, con el apoyo del Ayuntamiento de València, ha aprobado los trámites que presentarán al Comité de Patrimonio de la Unesco para solicitar que "el arte de unir y compartir" de este manjar celestial reciba su reconocimiento. Este comité está formado por un grupo liderado por la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento, tres diputaciones de la provincia, varios ayuntamientos y universidades, entidades culturales, restaurantes e importantes cocineros con estrellas Michelin.
Este reconocimiento sería únicamente para la paella valenciana, aunque también está la alicantina y la de Castellón (cada uno tiene su favorita). Aunque sí que es cierto que a veces la paella separa a las personas más que unirlas a causa de los debates que genera cómo se debe hacer (antes de seguir, NO, la paella no lleva ni chorizo ni cebolla).
La paella es un fenómeno social
Aclaradas las dudas sobre el arroz con cosas, la paella valenciana es "un bien inmaterial muy preciado, con una tradición histórico-cultural de gran importancia en todos los ámbitos, ya sea local, regional, nacional o internacional". De esta forma, ya no es tanto darle el BIC por su idealización, sino reconocer su tradición y todo el ritual social que la envuelve. Comer paella no es solo sentarse y hacerlo, sino quedar previamente, abrirse alguna lata de cerveza mientras el paellero o paellera la va preparando, ir picoteando, hacerse fotos con el resultado final... La paella es un acto social.
En la propia solicitud presentada a la Unesco hacen referencia a este "fenómeno social", dadas las actividades que la envuelven. Además, incluyen que es "un fenómeno integrador con un carácter representativo de la sociedad valenciana", además de su carácter identitario, gastronómico, generacional y tradicional. Respecto a esto, la directora general de Patrimonio, Carmen Amoraga, cuyo departamento se encarga de declarar los BIC, habla de las "fiestas y tradiciones en las que todo un pueblo se congrega en torno a la paella".
El objetivo final es pasar de BIC a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, para lo que también deberá pasar por otra serie de trámites para los que todavía habrá que esperar alrededor de tres años. Aunque pueda haber personas que piensen que la paella está sobrevalorada, lo cierto es que este alimento merece todo tipo de idealizaciones. Hasta que sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (algunos dirían del universo entero), de momento la paella valenciana está camino de lograr ser un Bien de Interés Cultural.