Se han salido con la suya y seguro que las miles de personas que les han apoyado durante estos días lo celebrarán junto a ellos. Ignacio y María podrán finalmente llamar Lobo a su hijo, tal y como ha comunicado a EFE el director general de los Registros y del Notariado, Javier Gómez Galligo, que lo aceptará cuando se complete el proceso de reclamación.
El pequeño recibirá el ansiado nombre elegido por sus padres una vez estos presenten un recurso contra la negativa del Registro Civil de Fuenlabrada. La pareja se encontró por sorpresa con impedimentos por parte de los funcionarios ante el nombre de Lobo, que argumentaban que era denigrante, en un primer momento, y, después, que coincidía con un apellido y podía dar lugar a confusión.
Ignacio y María iniciaron entonces una recogida de firmas online que ya había superado los 24.000 participantes y que consiguió hacerse eco en los medios de comunicación. La pareja y el bebé recibieron numerosos apoyos y pudieron conocer de esta forma casos en los que el nombre de Lobo sí había sido aceptado. Uno de los respaldos más mediáticos fue el de Pablo Iglesias, que lo calificó como un "nombre precioso y digno" a través de las redes sociales. "Si te puedes llamar Paloma o León, ¿por qué no Lobo?", reflexionaba el líder de Podemos.
Un juez iba a elegir el nombre del bebé
Los padres del pequeño han tenido que luchar mucho por conseguir llamar a su hijo como un animal por el que han expresado su pasión. Durante el tortuoso proceso, Ignacio y María llegaron a recibir una notificación judicial por la cual se les instaba a elegir otro nombre en un plazo de tres días o, de lo contrario, sería un juez quien impondria un nombre a su bebé.
Cuando recibieron esta amenaza, se presentaron en el Registro Civil, donde, según en declaraciones a laSexta, los "trataron de manera vejatoria" y "se rieron" de ellos. No quisieron decirles el nombre que pensaban elegir para su hijo, incluso aunque, puesto que el aviso tenía fecha del día 28 de julio, los padres temían que el nombre ya estuviese elegido. Estos llegaron a consultar a psicólogos y especialistas para cerciorarse de que, en efecto, el nombre no iba a resultar un motivo de burla.