José Apeles Santolaria de Puey y Cruells, popularmente conocido como padre Apeles, fue uno de los personajes más polémicas y mediáticos de la llamada "telebasura" de finales de los años 90 y principios de los 2000. El sacerdote católico adquirió gran popularidad por sus broncas en 'Moros y cristianos', programa de Telecinco que le abrió la puerta a otros como 'Crónicas marcianas' o 'Tómbola'.
Su caída comenzó con su adición a los somníferos, como él mismo reveló en una entrevista para El País. Más tarde, tras la muerte de algunos familiares cercanos, decidió alejarse del foco mediático para instalarse en Roma, aunque esporádicamente volvía a aparecer en la pequeña pantalla como tertuliano de programas como 'Gran Hermano VIP' o 'La isla de las tentaciones'.
Desde su última incursión televisiva allá por 2020 no se había vuelto a saber de él hasta ahora, que ha concedido una entrevista para la revista Semana en la que, según asegura, atraviesa un estado crítico de salud por lo que, apunta, está afrontando sus últimos días.
"Mi salud es muy delicada y estoy pensando más en el otro mundo que en este. En cuanto a ánimo estoy genial y no me quejo de nada. Viví intensamente muchas cosas que la mayoría de la gente no vivirá en toda su vida, así que no me lamento y doy gracias a Dios", se resigna a sus 57 años.
Traición, fama y dinero
El sacerdote reconoce que se siente traicionado por los que consideró sus amigos en la televisión. "Conocí a excelentes artistas, a bellísimas modelos, a escritores, a políticos, a escritores, ... Y además muchos de ellos eran mis admiradores. Creí incluso que algunos eran mis amigos, pero se fueron con mi fama. Y sí, me dolió. Si regresara a la fama, muchos volverían volando y pedirían favores", se lamenta, y admite que "amigos de verdad" consiguió "muy pocos".
Recordando aquellos años de fama, el padre Apeles asegura que nunca le preocupó el dinero. "Cuando estás embriagado por tu trabajo y por tu fama, no te preocupa nada el dinero. De verdad. Económicamente, era muy exigente, pero no por el interés del dinero, sino por el respeto, por hacerme valorar. Sólo participaba gratuitamente en los actos benéficos. Me movía muchísimo más la vanidad que el dinero", confiesa.
Eso sí, él mismo reconoce que "por mucho que lo desee" nunca regresará a la televisión, así como tampoco tiene nuevos proyectos en mente: "Solo vivo lo poquito que me quede intentando ser feliz y haciendo felices a los pocos que están a mi lado, y esperando encontrarme pronto con Dios".
