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Conmoción en Gijón por la muerte de dos ancianos que pactaron suicidarse y evitar el asilo

Primero, Daniel Suárez usó un arma casera para matar a su mujer y luego se suicidó.

La pasada noche del día 21 de junio generó un increíble susto y una conmoción. Pasó algo que nunca esperarían en el barrio de Ceares, en Gijón: dos vecinos ancianos del inmueble, los más veteranos, habían sido encontrados muertos con varios disparos en la sien.

Daniel Suárez Fernández y Maruja Álvarez eran una pareja de ancianos octogenarios que no tenían hijos y, según las primeras investigaciones, usaron un arma de fabricación casera.

La nota explicativa

La pareja dejó una nota de despedida firmada
"La pareja dejó una nota de despedida firmada"

Los vecinos del barrio siguen estupefactos, ya que todos consideraban a la pareja muy normal, muy amable y eran queridos por todos los vecinos. Así lo describe una de las vecinas del bloque, que se ha mostrado incrédula ante la noticia.

A pesar de que en un principio se pensó en violencia de género, todo cambió con una nota explicativa firmada por ambos y hallada junto a los cadáveres. Además, también encontraron dinero, documentación y diversas instrucciones para sus sobrinos, quienes heredarían todo el legado de la pareja.

Lo curioso es que hace unas semanas se habían trasladado a una residencia de ancianos en Oviedo pero decidieron, casi de inmediato, volver a su domicilio porque no querían acabar ahí. Regresaron un miércoles y esa misma noche Daniel usó un arma que fabricó él mismo para quitar la vida a su esposa y luego quitársela él mismo, cumpliendo el pacto que habían hecho, según habían firmado ambos en el manuscrito.

Se suicidaron muy discretamente y solo la extrañeza de sus sobrinos porque no recibían las llamadas alertaron a estos para, finalmente, revelar qué había sucedido.

Sorpresa

Los vecinos de la zona aún no se pueden creer todo lo sucedido
"Los vecinos de la zona aún no se pueden creer todo lo sucedido"

La sorpresa para todos fue enorme ya que los vecinos y parientes cercanos no vieron ningun indicio de que acabarían con sus vidas de esa manera. Tenía achaques, pero los habituales para una pareja de ancianos de esa edad. Daniel padecía demencia pero hacía vida normal con su pareja Maruja e iban a todos lados juntos, incluso a la compra.

También iban juntos por el barrio y se sentaban a tomar el aire en los jardines de la calle Plaza del Real. No tenían hijos pero sí muchos parientes con quienes tenían muy buena relación.

Lo que más sorprende es que Daniel, al ser tan anciano y padecer demencia, diera muerte a su mujer para luego suicidarse con un arma de fuego realizada en casa con un acabado muy cuidado, según los investigadores. ¿Cómo hizo y aprendió a hacer esa arma? Los vecinos dicen que Daniel era un manitas y es posible que la hiciese hace un tiempo para proteger la casa.

Todos los recuerdan con cariño y también preocupación porque esto abre el debate que cuántos ancianos habrán que necesitan asistencia médica y psicológica. La hipotesis más cercana en las investigaciones es que no querían ir a la residencia de ancianos y, por ello, acabaron con sus vidas.

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