Este artículo parte de la siguiente base:
Año 2010. La juez María Belén López Castrillo emite una sentencia en la que señala la "trascendencia pública de un informe elaborado en 2010 por el vicepresidente de la asociación de cristianos laicos 'Educación y persona', Fernando López, en el que se denunciaba que El Yunque se había infiltrado en el PP, la Iglesia, el grupo de comunicación Intereconomia, la Universidad San Pablo-CEU o la propia plataforma 'HazteOír'". A renglón seguido, añadía: "es un hecho contrastado y acreditado, a tenor de la prueba documental y testifical, la relación de miembros de 'HazteOír' con El Yunque". La organización, por tanto, existe a ojos de la Justicia y mantiene los enlaces señalados.
¿Qué queda de aquel grupo defenestrado por Rajoy?
La política hace extraños enemigos de cama. Esa es la máxima que se ha acentuado durante los últimos años de vertiginoso cambio y que ahora despunta en un PP en pleno proceso de relevo generacional.
En unas primarias planteadas como un duelo de caras destinado a ajustar cuentas del pasado, el proceso ha derivado en la batalla ideológica que se disputa en el seno de la formación conservadora desde el Congreso de Valencia de 2008. Aquel que afianzó a Rajoy en Génova (y supuso una fuerte ruptura con el sector más duro).
El primer paso que Rajoy llevó a cabo tras aquel cónclave se evidenció en el cambio de sus número dos y tres, los aznaristas Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. Cambiados por las (aún) desconocidas María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.
Todos ellos, quizás, fueron los responsables de romper con el sector duro de la formación, con miembros históricos destacados como Vidal-Quadras o Jaime Mayor Oreja. A todos ellos, se suma la posterior caída en desgracia de Alberto Ruiz Gallardón, cuya reforma de la Ley del Aborto obtuvo el impulso de los díscolos, que no perdonan a Rajoy su forzada dimisión en plena mayoría absoluta.
En Los Replicantes, nos hicimos eco sobre la verdadera identidad de El Yunque y el proceso que Rajoy llevó a cabo para expulsar a cualquier persona perteneciente a este grupúsculo, cuya existencia quedó "completamente acreditada" en una sentencia de 2010 emitida por la juez María Belén López Castrillo. Un proceso que llevó guiños, como la incorporación en RTVE del exdirector de La Gaceta, Carlos Dávila, tras su expulsión por denunciar la existencia de este grupo.
La aventura de VOX
Con un PP abandonando las tesis más radicales, el sector duro de la derecha española se queda huérfano. Aznar desvincula a FAES del PP, María San Gil abandona el partido por "falta de ideales", Mayor Oreja deja de evidenciar sus apoyos y los grupos ultracatólicos dejan de pedir el voto a la formación con sede en Génova.
Son años en los que Cospedal recuerda su maternidad vía inseminación artificial tras su divorcio. En los que una Cifuentes en pleno ascenso comienza a ganar peso con la defensa del matrimonio homosexual por bandera. En los que Rajoy coloca al primer delegado del gobierno musulmán, Abdemalik El Barkani, en una plaza sensible como Melilla. En los que Soraya protagoniza una portada del diario El Mundo con una fotografía que generó rechazo entre los ultraconservadores y que derivó en su rechazó entrevistarse con los medios.
El Yunque, vinculado a asociaciones como Hazte Oír (que pide el voto para Casado), Profesionales por la Ética o Derecho a Vivir; decide crear VOX a finales de 2013. Fue una inauguración a bombo y platillo, que aún no ha conseguido un solo cargo público. Ellos denuncian que Rajoy presionó para que no tuvieran presencia en los medios.
Con su fundación, también se marchan algunas asociaciones de víctimas del terrorismo. Comienza con ello una campaña contra Rajoy tras la exarcelación Josu Uribetxeverria Bolinaga en 2012, en cumplimiento de una sentencia de Europa. El Yunque aprovecha esta situación para adentrarse en las organizaciones, tal y como denunció el periodista Federico Quevedo en el año 2014.
Extraños compañeros de cama, ley del aborto de 1985 y Memoria Histórica
En este contexto llegamos a la caída de Rajoy. A unas primarias que nadie esperaba, a una moción de censura que no tenía opciones de prosperar y a un líder cuya intención pasaba por "durar más tiempo en el cargo que Franco", según unas conversaciones de Ignacio González con Zaplana dentro del marco de la Operación Lezo.
El eterno sucesor, el paciente barón gallego Alberto Núñez Feijóo, se descuelga. Lo hace entre lágrimas y bajo la sombra de su relación con el narco Marcial Dorado. Algunos miran de reojo a Soraya, que niega las acusaciones.
Con el trono vacío y un Rajoy evadido en Santa Pola, llegan tres aspirantes dispuestos a todo: Soraya, Cospedal y Casado. Los tres mantienen muy mala relación. Casado necesita labrar un perfil fuerte si quiere terminar con la preferida de los votantes según las encuestas internas, es decir, la vicepresidenta.
Aquí llegan las extrañas alianzas. Casado comienza a abanderar las tesis más duras. Promete recuperar a los "votantes que fueron a VOX", comienza a renegar de la gestión de aquel Rajoy al que aplaudió en el pasado. Comienza a disfrutar de la presencia de María San Gil en sus actos, a pedir la vuelta de Mayor Oreja. A recibir el apoyo de Aznar y Aguirre, aquella que presionó para que Casado terminara su carrera rápidamente según el ex Director del Centro de Estudios Cardenal Cisneros.
Poco a poco empieza a labrarse un perfil político que parecía olvidado en el PP, a defender algunas banderas como el regreso a la Ley del Aborto de 1985 o la derogación de la Ley de Memoria Histórica (aquella que Rajoy mantuvo con cero euros de presupuesto).
El autodenominado candidato de la renovación ante los micrófonos, rompe con aquel Rajoy del Congreso de Valencia y la tensión se hace evidente, con un presidente que evita entablar conversaciones en sus últimos encuentros en actos públicos. Casado pide que Rajoy mantenga la neutralidad y el expresidente ya no oculta su apoyo a la lista unitaria de Soraya.
Extraños aliados de cama. Así lo mencionábamos al inicio del artículo y ahora se afianza con Cospedal. La exsecretaria general ha terminado apoyando a Casado con el único fin de terminar con su eterna rival: en ningún caso por simpatía con sus ideas. Y si alguien lo duda, la muestra más evidente queda en Castilla-La Mancha, donde los compromisarios de su feudo empiezan a cambiar de lista. ¿Qué le sucede a Pablo Casado? ¿Qué sucederá con el PP? Todo, por el momento, es una incógnita.
¿Qué sucede con Alternativa por Alemania?
Los giros de timón en la derecha europea han sido una constante durante los últimos años. El auge de la extrema derecha ha seducido a algunas formaciones que no contemplaban estos postulados en sus programas.
Uno de estos partidos es Alternativa por Alemania. La formación inició su primera batalla electoral con Bernd Lucke como cabeza de lista. Su programa se centraba en un fuerte liberalismo económico y conservadurismo liberal. Es decir, abanderaba privatizaciones y algunos de los postulados como el fomento de la moralidad religiosa o la abolición del aborto.
El auge de Frauke Petry en 2015 supuso el giro hacia una versión mucho más dura, más cercana al conservadurismo nacionalista y a la extrema derecha. Una situación análoga a la vivida por la Liga Norte italiana y las políticas ejecutadas por Matteo Salvini.
La situación no se antoja tan cruenta en una España que mantiene el antídoto de Francisco Franco. Pero el PP, en plena batalla ideológica y sucesoria, se encuentra en un punto en el que puede virar hacia cualquier rumbo. Un futuro lleno de incógnitas.