"La España que madruga". Estas cuatro palabras han sido repetidas en varias ocasiones por Pablo Casado en su discurso de investidura como nuevo presidente del Partido Popular.
Sin embargo, la oración favorita del líder conservador cuenta con un precedente especialmente llamativo: el ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen. En concreto, "La France qui se lève tot", utilizado con gran éxito en la campaña electoral de 2011 y 2015. Precisamente, ese año también fue empleado por el propio Casado para ilustrar la conferencia política del Partido Popular, con un lema que destacó repetidamente en las redes sociales y que recuerda en tiempo y forma al usado por Le Pen.
Esas cuatro palabras, precisamente, tomaron su popularidad por aquella campaña, en la que la aprovecharon para congregar a los medios en un matadero a las 4 y media de la madrugada para convencer a los votantes de su estilo de vida.
Llama la atención que esas palabras sean ahora del gusto de Casado. Precisamente, porque la extrema derecha francesa lo popularizó inspirándose en una pequeña intervención del expresidente Sarkozy en una visita al mercado de frescos de Rungís.
La victoria de Casado
La llegada de Pablo Casado, por el momento, lleva al partido hacia una posición mucho más ideologizada, cercana a la época de Aznar o personalidades de la talla de Jaime Mayor Oreja, María San Gil o Esperanza Aguirre.
Los fuertes posicionamientos ideológicos que ha evidenciado en esta campaña, muestran el final del marianismo, es decir, un partido más acercado al espacio central del tablero político y con menor iniciativa a posicionarse en contra de algunos asuntos como el aborto o lo que Casado denomina 'familia'.
A pesar de todo, Casado ha tenido un gesto con el expresidente, a quien ha alabado durante el inicio de su discurso, para continuar con las siguientes palabras: "lamentablemente, España pierde un gran presidente, pero Santa Pola tiene el honor de poder compartirlo".
"Estamos preparados para vencer en las elecciones", ha destacado. Su primera batalla llegará en las andaluzas, que cuya cita adelantará, previsiblemente, Susana Díaz. Uno de sus retos será decidir si continua con el candidato Juanma Moreno, fiel sorayo; así como valorar qué postura adopta con el todopoderoso Javier Arenas.
La carrera electoral que espera en los próximos meses también le lleva a elegir, con la mayor celeridad posible, todos los candidatos que se presentarán al resto de autonómicas. Uno de sus mayores desafíos es Madrid, donde podrían perder el gobierno regional y donde no cuentan con un líder patente tras la caída de Cifuentes.
Casado también ha prometido bajar los impuestos, situándose en el ala más liberal en lo económico y dejando atrás la época de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda de Rajoy y con una política más expansionista para las arcas públicas.