Los ricos cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. Parece una consigna que se grita contra el capitalismo para desprestigiar la riqueza de ciertas personas, pero este dato se hace real y medible cada año. La crisis financiera de 2008 dejó un panorama de miedo y desolación, traducido en el "es que no hay dinero" (muy repetido desde los partidos políticos y los gobiernos), y esto nos puede hacer creer que al final, fuimos todo un poco más pobres. Pero en verdad, el poder adquisitivo de los millonarios ha subido. Y lo peor no es eso, sino el hecho de que el 1% de la población mundial posee el dinero y los recursos necesarios para acabar con la pobreza de todo el planeta. Y no una, sino 7 veces. ¿La pobreza es inevitable? Parece que con el sistema financiero caníbal que tenemos, sí.
Estos datos han sido calculados por Oxfam, la famosa y reputada ONG, que esta semana publicaba su último informe, llamado "Premiar el trabajo, no la riqueza" y que lleva como acompañamiento a su título el siguiente mensaje: "Para acabar con la crisis de desigualdad, debemos construir una economía para los trabajadores, no para los ricos y poderosos". Desde él se hace un balance de las desigualdades económicas en el mundo, y nos ofrece datos muy curiosos sobre la cantidad de ricos y de pobres que hay, y cómo los primeros engrosan sus carteras a costa de la explotación de los segundos. Si no, ¿cómo es posible, tal y como calcula Oxfam, que en 2017 el 82% de la riqueza generada fuera para el 1% más rico del planeta, y la mitad de los pobres no han visto crecer su economía ni un céntimo?
Pero, sin duda, la cifra que más ha impactado, y queno es la primera vez que la organización ofrece, es la siguiente, que adelantábamos al inicio: "En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762. 000 millones de dólares. Esta cantidad equivale a lo necesario para acabar con la pobreza extrema en el mundo hasta siete veces". Además, si usamos la hemeroteca, vemos que en 2013, ese 1% de los más ricos del mundo podían acabar con la pobreza cuatro veces. Ahora son 7, de ahí que se nos venga a la cabeza de nuevo ese eslogan con el que abríamos la noticia.
Las mujeres, mayores cifras de pobreza
Cuando hablamos de estadísticas a escala mundial, podemos ver más claramente la brecha salarial de género que existe. Ya no solo salarial, que es más relacionado con los trabajadores, sino también la brecha de riqueza. A nivel salarial, la Organización Internacional del Trabajo calculaba que en 2016 la brecha salarial de género, a escala mundial, era del 23%. Esto quiere decir que en el planeta, una mujer gana el 77% de lo que gana un hombre. Una cifra que se sustenta sobre segregación horizontal (el hecho de que las mujeres y los hombres desempeñen diferentes tipos de profesiones y por alguna "casualidad" las más feminizadas están peor remuneradas), la segregación vertical (el hecho de que a las mujeres les cuesta más acceder a puestos más altos), y a su vez todo tiene que ver con cifras más altas de desempleo, de trabajos temporales, de jornadas a tiempo parcial y trabajos sin contrato en mujeres. Incluso todo eso tiene también que ver con la labor de cuidados que las mujeres tienen que desempeñar de manera casi exclusiva y gratuita en su día a día. En sociología se habla de la feminización de la pobreza, un reflejo de cómo las condiciones sociales y laborales llevan a las mujeres a ser más vulnerables a caer en riesgo de exclusión social y pobreza.
Pero si hablamos a niveles de ricachones, de grandes fortunas, y milmillonarios, una palabra que no nos es tan común como la de "millonarios", Oxfam cifra en 2.043 personas que son milmillonarias en el mundo. El 90% de ellas son hombres, y en el top 5 encontramos cinco nombres propios: Bill Gates, Warren Buffett, Jeff Bezos, Amancio Ortega y Mark Zuckerberg.
Causas de esta desigualdad y formas de acabar con ella
Los motivos de que en el mundo crezca la pobreza de sólo unos pocos no son algo desconocido. Oxfam pone la pérdida de derechos laborales y el debilitamiento de los sindicatos, que conlleva la pérdida en la capacidad de negociación de los trabajadores, como uno de los factores que generan desigualdad. Las condiciones abusivas a las que nos enfrentamos son vividas día a día por todos y todas, aunque hubo un momento en que pensábamos que tras la crisis económica eso cambiaría. Pero apostar por la temporalidad, los despidos baratos y la pérdida de beneficios, en general, son inherentes a las necesidades y demandas del mercado de trabajo bajo el neoliberalismo. Tampoco debemos olvidar el hecho de que las empresas multinacionales utilizan mano de obra muy barata y explotada en países en vías de desarrollo para las tareas de fabricación de sus productos, y ni qué contar la violación de Derechos Humanos que sufren las personas que extraen los minerales con que se confeccionen esas piezas.
Desde Oxfam defienden la creación de una economía diferente: "Hay dos maneras importantes de lograr una economía humana: diseñar economías más igualitarias desde un principio y hacer uso de las políticas fiscales (recaudación y gasto) para redistribuir y lograr una mayor justicia". Estos y otros muchos datos, explicaciones y soluciones podemos consultarlos en el informe de Oxfam, expuesto de una manera muy interesante.