Aunque no lo creas, insensato antiespañol, debemos mucho, muchísimo a Mariano Rajoy. Las cosas que ha conseguido el gallego están al alcance de muy pocos. ¿Quién podría ausentarse del debate en el Congreso sobre la moción de censura presentada por el principal grupo de la oposición contra contra tu persona por pasar siete horas en un bar? Él solo, él. ¿Quién podría mandarle mensajes de ánimo al extesorero de tu partido condenado a 33 años de cárcel por corrupción y seguir en el cargo como si nada? Exacto, M. Rajoy.
Nuestro querido expresidente del Gobierno nos deja un legado de incalculable valor. Muchos le comparan con Góngora o con el mismísimo Shakespeare. No es para menos ya que nos ha regalado perlas difíciles de olvidar: "después del año catorce, llega el año quince", "es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde", "somos sentimientos y tenemos seres humanos" o "la cerámica de Talavera no es cosa menor. Dicho de otra manera, es cosa mayor" son solo algunos de sus versos más famosos.
No solo ha sido pródigo en el mundo de las letras, sino también en el mundo de la interpretación. Tal es su talento, que deja a los mismísimos Antonio Banderas y Penélope Cruz en pañales. Fue en el año 2000 cuando todos vimos su debut delante de las cámaras, su primera y única incursión en esta materia. Después se siguió dedicando a la interpretación pero solo en política.
Estrella de la farándula
Por aquel entonces, el intrépido gallego era ministro de Educación y Cultura en el Gobierno de Aznar. Por todos es sabido el nulo apoyo del PP a la cultura, pero Rajoy se lió la manta a la cabeza y saltó a la farándula. Su inolvidable minuto de gloria lo vivió en la teleserie de TVE 'Jacinto Durante, representante', en la que hacía un pequeño cameo en el que se interpretaba a sí mismo para dar la réplica al gran Juan Luis Galiardo, metido en la piel de un cura gruñón.
"¡Caramba, el gran Isaías!", exclama Rajoy al toparse con el personaje de Galiardo en la entrada del ministerio de Cultura. El minuto de Rajoy en la teleserie no da para más que un intercambio de frases para ayudar al protagonista a entrar en el ministerio sin la autorización preceptiva. Tráfico de influencias en toda regla que ya nos daba una idea de por dónde iría su Gobierno.
Sí, señores y señoras, hemos tenido un presidente del Gobierno multidisciplinar, llegado del Siglo de Oro, con los valores del Renacimiento... Y no hemos sabido valorarlo. Ahora es demasiado tarde, señora, que cantaría la gran Rocío Jurado.
Pero como todo genio, como toda diva que se precie, después de su época dorada la sociedad ha acabado dándole la espalda. Un incomprendido, un adelantado a su época. Tal es su situación que ha sido hasta desahuciado de La Moncloa. De nuestros corazones, sin embargo, nunca saldrá.