A todo el mundo le ha pasado alguna vez y si lo niega miente como un bellaco: todos habéis meado alguna vez en la playa. Lo sabemos. Y es que no hay nada como ese momento en el que la naturaleza llama, y tú te aguantas, te aguantas, hasta que finalmente...
Sí, la higiene en ese momento no os importa. Y hay que reconoce que esa sensación casi orgasmica, esa leve idea de saber que estás haciendo algo mal (pillín) nos encanta.
Sin embargo... ¿qué pasa con nuestros genitales? ¿Acaso el karma existe y podemos quedarnos con la entrepierna como paté por haber soltado todo nuestro orín en el agua?
Pues la respuesta es....
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¡Qué no!
Según los expertos, el hecho de orinar en la playa no afecta de ninguna manera a los genitales, y lo único fundamental en este caso es guardar una correcta higiene (algo que, por otro lado, parece bastante fundamental).
La orina tampoco afecta al medioambiente, puesto que puede ayudar a que la vida en marina pueda florecer con más facilidad. De hecho, la orina se compone de agua, sodio y cloruro, entre otros aspectos, por lo que finalmente se diluye con el resto al poseer los mismos elementos.
Un último dato curioso: una ballena orina 970 litros al día en pleno mar. Así que si tragas agua, piensa en qué te puedes estar llevando a la boca.
El caso de la piscina
Sin embargo, orinar en la piscina sí que puede ocasionar algún problema, ya que el agua se compone de químicos como el cloro que pueden dañar los genitales. Todo dependerá de la composición y de la depuradora empleadas a la hora de purificar el agua.
Una cantidad alta de cloro puede afectar a la piel y los genitales, aunque a este respecto, en los últimos años se ha reducido la concentración, lo que significa que el peligro y la agresividad del líquido es menor.