Parece que en España tenemos asociado un plato típico a cada celebración festiva. Es escuchar Navidad y salen los polvorones y el turrón, así que la Semana Santa no iba a ser menos y las torrijas vuelven a estar sobre la mesa. Y es que, aunque comeríamos torrijas todo el año, la Semana Santa perdería entonces un poquito su gracia. Cosas de españoles, supongo.
Es un plato muy sencillo de hacer y con unos ingredientes que casi cualquiera tenemos en la nevera: una rebanada de pan duro empapada en leche, que, antes de freírla en aceite se reboza en huevo. Luego ya cada cual la aromatiza con a su gusto con azúcar, canela, miel. A pesar de que la receta es famosa a nivel internacional y, como has visto, muy sencilla, hay quienes desconocen el origen de este plato y la razón por la que es consumido en Semana Santa.
Si nos remontamos a la historia antigua, la primera referencia a las torrijas la tenemos en el siglo IV gracias a Marco Gavio Apicio, un gastrónomo romano que recopiló en un libro varias recetas de la época. En los escritos afirmaba que el pan debía sumergirse en leche, pero no mencionaba nada del huevo.
El origen de las torrijas
No es hasta el siglo XIV que el recetario 'Le viandier' del cocinero francés Guillaume Tirel, presentaba la receta de las 'tostadas doradas' (tostées dorées), que se rebañaban en yema de huevo batido antes de pasarlas por la sartén y espolvorearlas con azúcar.
Ya en el siglo XV aparecen las torrijas como tal en España. Concretamente, este postre aparece en los escritos de Juan del Encina, un poeta, músico y autor teatral del Prerrenacimiento español en la época de los Reyes Católicos. En el texto comentaba: "Miel y muchos huevos para hacer torrejas".
Según la tradición cristiana, no se puede comer carne roja durante la Semana Santa, concretamente el Miércoles de Ceniza y el Jueves y Viernes Santo. Es posible entonces que las torrijas surgiesen como una comida alternativa debido a su bajo coste para estos días. Cuentan que eran las monjas quienes remojaban el pan en leche durante los días de abstinencia para dar de comer a la población sin ofender las creencias cristianas.