Si algo caracteriza a la Navidad son las comilonas. Las reuniones con familiares y amigos alrededor de la mesa nos hacen cometer algún que otro exceso, lo que nos lleva a marcarnos como objetivo del nuevo año el hacer algo de ejercicio, aunque luego no lo cumplamos. Pero oye, que nos quiten lo bailao', que aún hay tiempo para la operación bikini.
Entrados en el nuevo año, hay un plato que destaca por encima de todo: el roscón de Reyes. En los primeros días de enero, los más pequeños viven los nervios propios de esperar a Sus Majestades de Oriente, una espera que se hace menos dura con una de las tradiciones más dulces y arraigadas y que, como cada año, no falta en ninguna casa.
Este dulce sirve para celebrar la Epifanía del Señor. En el sentido etimológico y religioso se refiere a la "manifestación" de Jesucristo en el mundo y, en este caso, su revelación a los Reyes Magos, según narra el evangelio de San Mateo en el Nuevo Testamento. Teniendo en cuenta esto, resulta llamativo que el origen del roscón no sea cristiano, sino al contrario: pagano.
En su origen, el roscón era un dulce que se repartía en las saturnales romanas entre amos y esclavos con el objetivo de celebrar la llegada de los días de sol que empezaban a venir tras el solsticio de invierno. También incluía haba, aunque si ahora le otorgamos una connotación negativa, por entonces era motivo de celebración pues el esclavo al que le tocaba era condecorado con el título de 'Rey de reyes' y tenía derecho a un día libre.
Otra diferencia de aquel roscón del siglo II con respecto al actual, es que el romano tenía forma de torta y estaba elaborado con higos dátiles y miel. El que ha llegado hasta nosotros ha cambiado algo su receta cocinándose con masa dulce y en forma de rueda. Se puede completar de relleno de nata, crema, chocolate o trufa y se le suele añadir por encima fruta escarchada, lo que siempre es motivo de debate.
Teniendo en cuenta esto, ¿en qué momento se vinculó este dulce a la celebración cristiana? Son muchas las formas culturales que el cristianismo ha absorbido a lo largo de los siglos. Sobre el roscón se especula mucho al respecto y no hay una versión clara al respecto. Según recoge el historiador Julio Caro Baroja en su obra 'El Carnaval', hay una mención al roscón en dos testimonios del siglo XII. Uno de ellos corresponde al Reino de Navarra, que en el año 1361 designaba Rey del Faba al niño que encontraba el haba en la masa del dulce. El segundo alude a Ibn Quzman, poeta andalusí, que en su escrito 'Cancionero' describe una tradición similar con una torta (a la manera romana) en cuyo interior había monedas de oro.
Tradición en otros países
España no es el único país del mundo que mantienen la tradición del roscón. En Francia se celebra 'Le Roi de la Fave' (El Rey del Haba), por el cual las familias se sientan a comer un bollo muy similar al roscón de Reyes que también esconde un haba en su interior. En Portugal, a esta tradición se la conoce como 'Bolo Rei' (El bollo real) y, aunque la receta de su roscón es algo distinta, también se reúnen para comerlo el 6 de enero. Mías allá de Europa, también se consume en México, pues España importó esta tradición en el siglo XVI.