Desfiles, disfraces, canciones y mucha diversión es lo que caracteriza a las fiestas de Carnaval en todo el mundo. Se suelen celebrar entre mediados y finales de febrero, según la tradición cristiana, unos 40 días antes del jueves santo, pero, ¿es esta religión su origen?
El origen del Carnaval data de hace más de 5.000 años. Algunos lo sitúan en el Imperio Romano, otros en Grecia, pero lo que tienen todas en común es que se celebran al final del mes que suele dar fin al invierno y dar comienzo a la época de buen tiempo, la primavera.
Su origen pagano
En lo que están de acuerdo los historiadores es en que esta celebración no tiene un origen religioso. Se trata de una fiesta pagana que coincidía con el fin del invierno y relacionada con la cosecha. En ella, estaban permitidos hacer todo tipo de excesos.
Los paganos acostumbraban a hacer celebraciones en torno a los cambios de estación y las distintas etapas de la cosecha, relacionadas con lo espiritual y la fortuna. Con su conversión mayoritaria al cristianismo a lo largo de la historia, no se perdieron este tipo de celebraciones que nos han llegado hasta la actualidad.
Fiestas dedicadas a dioses y espíritus
En Egipto, Grecia, Mesopotamia y el Imperio Romano, se registran celebraciones del estilo con respecto a la naturaleza, el universo o dedicados a sus dioses. Por ello apuntar a su origen concreto es muy difícil. Por ejemplo, en el antiguo Egipto veneraban al dios toro Apis, relacionado con la fertilidad. En Grecia, las celebraciones se dedicaban a Dioniso, y en Roma a Baco, dios del vino.
En cambio, los paganos europeos tenían la creencia de que el invierno estaba repleto de espíritus malignos que debían expulsar para que llegara el buen tiempo. Todas las fiestas solían tener en común estar llenas de excesos, gastronómicos, o incluso sexuales. En ocasiones, también acompañadas del consumo de alcohol.
El origen del disfraz
Debido a los excesos de todo tipo de naturaleza que se permitían en estas fiestas, comenzó la costumbre de ocultar la identidad de los participantes. De modo que las vestimentas diferentes y las máscaras se hicieron cada vez más populares para conservar el anonimato al formar parte de las distintas actividades.
Más tarde con la expansión del cristianismo, las celebraciones se adaptaron, más o menos, a las creencias de esta religión. En esta época todo apunta a que el uso de disfraces continuó en las celebraciones de primavera, al mismo tiempo que todas las actividades de diversión y exceso. Más razón para camuflar la identidad en caso de estar cometiendo algún pecado.
El Carnaval cristiano
Las religiones politeístas fueron desapareciendo progresivamente con la cristianización de los pueblos europeos. La religión cristiana se apropió de muchas de las costumbres y tradiciones de otras religiones, pero cambiándolas a su gusto para que siguieran sus principios. Con esto se daría la evangelización de celebraciones como San Valentín o Carnaval.
El nombre de esta celebración se originó en la Edad Media y proviene del latín "carnem levare", que significa "quitar la carne". Fue así porque los Carnavales se celebran con el comienzo de la Cuaresma, la preparación hacia las celebraciones de Pascua y Semana Santa que se caracteriza por ser un tiempo de reflexión y arrepentimiento, donde no se celebraban fiestas ni celebraciones y las personas se abstenían de comer carne, lácteos, grasas y azúcar.
