El pasado junio, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), se inauguró la sección Orgullo de Museo, un total de 18 paneles que acompañarán durante este mes de julio, coincidiendo con el Orgullo LGTBI, a piezas y personajes en un recorrido que explica la diversidad de comportamiento sexuales dentro de la naturaleza. "La diversidad es parte de la vida en la Tierra", asevera Javier Armentia, un astrofísico y divulgador de la ciencia español.
Orgullo de Museo tendrá dos partes diferenciadas en su recorrido: Zoología y Geología. En ambos caminos se explicará los diferentes comportamientos y variedades de estrategias sexuales que hay dentro del reino animal. También tratará sobre personajes relacionados con la ciencia y la homosexualidad. Una exposición que pretende demostrar que este tipo de conductas humanas no están al margen de la naturaleza y el resto de las especies. "La biología lo sabía desde hace mucho tiempo, todas estas prácticas animales estaban descritas desde el siglo XIX. Pero se había impuesto el prejuicio y casi hasta el siglo XXI no se ha difundido la noción de diversidad", afirma Javier.
Los 18 carteles explicativos acompañarán de una manera orgánica en el funcionamiento habitual del Museo. Estos documentan la diversidad de comportamientos y estrategias sexuales en la naturaleza: lobos machos que se montan entre ellos, casos documentos de osas intersexuales, insectos que copulan sus congéneres o que los pandas realizan intensos y complejos ritos sexuales. Orgullo de Museo también hará un recorrido por importantes científicos que eran homosexuales como Alexander Humboldt o Margaret Mead.
Diversidad y naturaleza
Así, este recorrido, intentará mostrar con casos documentados que la naturaleza es rica en su diversidad sexual. Como ranas, ciervos, toros, moscas, lobos y pingüinos, entre otros animales se les ha observado con frecuencia comportamientos homosexuales, ya sea durante el cortejo, la crianza, la cópula o la vida en pareja.
Curioso es, por ejemplo, el caso de Carlos y Fernando, dos flamencos machos del centro de naturaleza de Slimbridge que llevan haciendo vida en pareja muchos años llegando incluso a robar los huevos de otros nidos para cuidar del pollito tras su eclosión como si fuera suyo. Es un ejemplo de los muchos que demuestran que el reino animal es rico en diversidad sexual.
"Durante mucho tiempo se ha hecho una lectura muy centrada en que todo va dirigido a la reproducción, pero es un prejuicio muy nuestro. Hay otras cosas que también son útiles evolutivamente: la forma tan abierta de relacionarse sexualmente de los bonobos podría considerarse pecaminosa, pero para los bonobos el sexo entre ellos funciona para mejorar la cohesión social y la supervivencia de la especie", explica Javier Armentia.
"Estamos haciendo historia. Por hacerlo por primera vez y por hacerlo en este museo, que es todo un referente, de los más antiguos, y que tiene una clara vocación por la divulgación de altura. Nos dijeron que las historias naturales son su fuerte y la sexualidad es una gran historia", termina diciendo Armentia.