El gobierno de Viktor Orbán ha dado un nuevo paso en su estrategia para consolidar su visión conservadora en Hungría. El partido Fidesz, en el poder desde 2010, ha presentado su 15ª reforma constitucional, que incluye medidas para prohibir las marchas del Orgullo LGBTIQ+ y reforzar una concepción binaria del género, estableciendo que solo existen el masculino y el femenino.
Con mayoría parlamentaria asegurada junto a su socio KDNP, el partido gobernante no prevé obstáculos para aprobar la reforma. Bajo el nombre de 'Ley de la familia y de la identidad', el texto introduce una jerarquía entre los sexos al situar al hombre por delante de la mujer en distintos aspectos legales y sociales.
Además, la nueva legislación otorgará al Ejecutivo mayor poder para gobernar por decreto, lo que podría facilitar la deportación de ciudadanos con doble nacionalidad bajo el pretexto de proteger la seguridad nacional.
Orbán intensifica su discurso contra el colectivo LGBTIQ+ y los medios críticos
El primer ministro húngaro ha endurecido su posición contra la comunidad LGBTIQ+ en los últimos meses, acusándola de amenazar los valores tradicionales. También ha lanzado advertencias contra medios de comunicación independientes y organizaciones no gubernamentales, en línea con su política de reducción de la influencia extranjera en Hungría.
El contexto internacional ha reforzado esta postura. La decisión de Donald Trump de suspender la financiación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha debilitado el respaldo a proyectos de medios y ONG en el país, lo que podría haber impulsado a Orbán a endurecer sus medidas.
En un discurso reciente, el líder húngaro criticó lo que llamó la "red de corrupción que domina el mundo occidental", afirmando que su gobierno enfrentará dificultades ante las nuevas normativas.
Más restricciones y control estatal
La reforma establece que la protección del desarrollo físico, mental y moral de los niños debe prevalecer sobre otros derechos. Este argumento serviría como base legal para prohibir las manifestaciones del Orgullo LGBTIQ+, al considerar que el evento podría ser perjudicial para la infancia.
Otra de las medidas más controvertidas es la posibilidad de expulsar a ciudadanos con doble nacionalidad si se determina que representan una amenaza para la soberanía, el orden público o la seguridad de Hungría.
El paquete de enmiendas también contempla una cláusula para proteger el uso del dinero en efectivo, una propuesta impulsada por la extrema derecha húngara debido a la desconfianza en el sistema bancario.
Con elecciones programadas para 2026, Orbán busca reforzar su control en un contexto de recuperación económica tras una crisis inflacionaria y con una oposición en crecimiento que representa el mayor desafío a su liderazgo hasta la fecha.