La Organización Mundial de la Salud lo tiene claro: el mundo no está preparado para una rápida y virulenta pandemia de patógenos respiratorios. Así lo advertido en el informe A World At Risk.
En el documento pone también en alerta a los gobiernos sobre el "grave riesgo" de sufrir epidemias o pandemias de enfermedades devastadoras a nivel regional o mundial "que no solo causan pérdidas humanas, sino que también trastornan las economías y crean un caos social".
Por su parte, la Junta de Monitoreo de Preparación Global ha advertido que las enfermedades víricas propensas a epidemias, como el ébola o la gripe, son cada vez más difíciles de manejar "en un mundo dominado por conflictos de larga duración, estados frágiles y migración forzada".
Con todo ello, las autoridades han calificado como "sumamente insuficientes" los esfuerzos de los estados y los organismos internacionales por mantenerse preparados desde el devastador brote de ébola en 2014 en África.
La solución que propone la OMS
Además, el documento recuerda a la conocida como "gripe española" del año 1918, que causó la muerte de 50 millones de personas, para explicar que un brote semejante causaría, hoy en día, una situación de extrema alerta.
"Con un gran número de personas que cruzan el mundo en avión todos los días, un brote equivalente podría extenderse por todo el planeta en menos de 36 horas y matar a entre 50 y 80 millones de personas, arrasando con casi el 5% de la economía mundial", alertan.
Pero, ¿cuál es la solución para evitar que una pandemia de estas características derrumbe los sistemas nacionales? El informe de la OMS ha hecho un llamamiento a los gobiernos para que presten atención a las lecciones que nos han dejado los brotes de enfermedades producidos a lo largo de la historia.
Además, insisten en que cada país debería invertir en el fortalecimiento de su sistema de salud, aumentar los fondos para la investigación de nuevas tecnologías, mejorar la coordinación y los sistemas de comunicación, así como supervisar continuamente los progresos.