Aún recuerdo cuando en el instituto o en la universidad me hablaban de alta y baja cultura. Dos conceptos que me chirriaban bastante entonces y que, afortunadamente, veo cómo caen en desuso con el paso del tiempo. Dos conceptos que, sin embargo, han calado profudamente en la sociedad española que se empeña en rechazar, al menos públicamente, la cultura popular. Según lo que dicen la mayoría de los españoles, nadie ve 'Sálvame', nadie trasnochaba con 'Crónicas Marcianas' y nadie escucha Camela, aunque los datos y cifras indiquen lo contrario. Existe cierta tendencia a mirar por encima del hombro a quienes confiensan consumir la mal llamada telebasura, el cine más comercial y la música que jamás se estudiaría en un conservatorio como si todos los españoles dedicásemos nuestro tiempo libre a leer a Dostoyevski e ir a la ópera.
Esto es lo que ha vivido Camela en sus 24 años de carrera. El dúo (antes trío, Miguel Ángel Cabrera abandonó la formación musical en 2013) ha tenido que lidiar con el rechazo de cierto sector de la industria musical, de los medios (hasta 2017 no fueron invitados a Los40) y de parte del público. Aún así, Camela puede presumir de ser un grupo que lo ha conseguido (casi) todo empezando desde cero, de haber popularizado su propio estilo, la tecno-rumba, y de tener un sello o marca personal que ya le gustaría a muchos artistas. Camela es todo un icono de la cultura popular española y solo con oír su nombre todos podríamos cantar una canción suya en nuestra cabeza o recordar su característico sonido. Son muchos los factores que han convertido al trío de San Cristobal de los Ángeles en el referente de la música española que es.
El tecno-rumba
Aunque ya había otros artistas que incluían sonidos electrónicos en sus temas cercanos al flamenco (Azúcar Moreno, Los Chichos...) antes de que Camela apareciese en escena, fue el trío formado por Ángeles Muñoz, Dioni Martín y Miguel Ángel Cabrera a quien podemos considerar el creador o fundador de su propio estilo musical, el tecno-rumba. Esas voces aflamencadas combinadas con el sonido electrónico del teclado han puesto a bailar a la mayoría de los españoles en alguna ocasión.
Después de ellos llegarían otros que se unirían a este estilo que tuvo su especial auge en las gasolineras y mercadillos de toda España, cuando las grandes discográficas y la prejuiciosa industria musical le daban la espalda a este estilo. Aún así, Camela consiguió un suculento contrato con la desaparecida EMI que les permitió desarrollar una carrera más que envidiable en la que se han mantenido siempre fieles a su propio estilo.
El amor y el desamor
Y si algo ha caracterizado a Camela, aparte de su personalísimo estilo, son sus letras. Unas letras sencillas, con un lenguaje claro y cercano en las que el amor y el desamor suelen ser los grandes protagonistas de sus canciones. Canciones que ya forman parte del imaginario colectivo y que podríamos cantar de principio a fin sin fallar ni una sola palabra. Si bien el amor que ponen y cantan en sus letras les carateriza, también le han cantado en ocasiones a enfermedades como el alzheimer o a la violencia de género. Eso sí, nunca hablarán de política en sus canciones, ellos mismos se consideran apolíticos.
Todos seríamos capaces de seguir las frases "Sueño contigo, que me has dado..." o "Nunca debí enamorarme..." como si las hubiésemos escrito nosotros mismos. Pero no, fueron los integrantes de Camela quienes crearon la letra de estas canciones que ya son himnos. Durante los primeros años de la formación era Miguel Ángel quien se encargaba de la composición, para luego dejar paso a Dioni, Ángeles e incluso a Rubén, hijo de Dioni, que firma junto a la vocalista los temas de los últimos discos.
Las cifras
Cuando decimos que Camela lo ha conseguido todo hay que añadir una excepción, los premios. Desde que arracaran su carrera musical, los integrantes de Camela han visto defilar por delante de sus ojos a multitud de compañeros que recogían premios a pesar de tener un éxito o repercusión menor. Y es que a Camela le han dado muy pocos premios y ni siquiera les ha caído alguna nominación "por disimular", como dice la propia Ángeles. Esto seguramente tenga que ver con esos prejuicios de la industria musical sobre el estilo de los de San Cristóbal de los Ángeles, ya que más allá de los premios las cifras hablan por si solas y sitúan a Camela como uno de los grupos más exitosos de nuestro páis.
Camela puede presumir de ser el segundo grupo que más copias ha vendido en las últimas décadas siendo superados solo por La Oreja de Van Gogh. En sus veinticuatro años de carrera han hecho más de mil quinientos conciertos, llegaron a ofrecer veintisiete conciertos en un solo mes, y han vendido más de siete millones de copias de sus dieciséis discos. El éxito de Camela es tal en nuestro país que ni siquiera las Spice Girls pudieron con ellos. Cuando la girl-band británica conseguía el número uno en todo el mundo, en España se encontraron a Camela como rival y no lograron destronalos.
La imagen
Más allá de lo estrictamente musical, Camela también ha marcado un estilo. Su forma de vestir, sus movimientos en directo y su soltura han sido imitados y envidiados por muchos artistas que vendrían detrás y que beberían de diferentes elementos icónicos de Camela. Porque hay muchos factores que han enriquecido el universo Camela; hay quien piensa en ellos y se imagina un casette en una gasolinera, quien recrea mentalmente sus portadas más icónicas y quien recuerda alguno de sus videoclips. Y es que Camela ha cuidado hasta el último detalle de su carrera y nos han dado mucho más que música.
Si Michael Jackson revolucionó el mundo de la música con el videoclip de 'Thriller', lo que hizo Camela con el vídeo de 'Cuando zarpa el amor' no fue mucho menos. El entonces trío se ponía a las órdenes de un jovencísimo Juan Antonio Bayona para darnos uno de los videoclips más icónicos de la historia de la música en nuestro país. Ese duelo en el lejano oeste al son de una de sus canciones más sonadas aún perdura en la retina y la memoria de muchos de nosotros. Como también lo hacen las portadas de sus últimos tres discos. Haciendo gala de un envidiable sentido del humor, Camela ha querido acercarse al mundo del cine recreando algunas imágenes de películas como 'Grease' o 'Piratas del Caribe' para sus carátulas. Toda una delicia para los fans del grupo.
La naturalidad
Pero si hay algo por lo que Camela se ha ganado el cariño de toda España es por su naturalidad y cercanía. Cualquier que haya tenido el gusto de coincidir con ellos o haya visto a Ángeles y Dioni en algún programa o entrevista, habrá podido comprobar que viven su posición de famosos o conocidos con sincera naturalidad. Como dirían por ahí, son más campechanos que el rey, no tienen problema en acercarse a sus fans, hablar con ellos y compartir risas y selfies. Ellos mismos se reconocen como "gente del pueblo" y así lo demuestran allá donde van.
Esto ha hecho que su música llegue a los sitios más inesperados. Su especial estilo, acompañado de su simpatía y naturalidad, ha hecho que todo el mundo baile y cante su música con la pasión que caracterizaría a un fan número uno. Tanto es así que Camela llegó a ser cabeza de cartel del festival indie por excelencia, el Sonorama. Fue en 2017 cuando Ángeles y Dioni se plantaron frente a los modernísimos fans de La Casa Azul o Viva Suecia y les pusieron a bailar 'Lágrimas de amor' como si de un himno indie se tratase. Y así lleva Camela haciéndonos cantarle al amor veinticuatro años, y los que quedan, porque las canciones de Camela son tan nuestras como el Quijote, la tortilla de patata o la siesta y nos acompañarán hasta que deje de zarpar el amor.