Ocho años de prisión y cinco de libertad vigilada. Esa será la pena de cárcel que recibirá el asesino confeso de Leticia Rosino Andrés, la máxima que permite la Ley del Menor. El acusado reconoce que mató y violó a la joven y el juez concluye que fue plenamente consciente de lo que estaba sucediendo.
El acusado pidió perdón en el juicio, aunque en la sala se señaló que había actuado con "un temple frío y calculador, sin mostrar ningún signo de empatía" hacia su víctima. Esas palabras, sin embargo, no llegaron a oídos directos de la familia de Rosino,que no pudo acceder al juzgado en el que declararon los forenses y los cuatro guardias civiles que investigaron el crimen, tal y como señala el diario La Opinión de Zamora.
A falta de sentencia, el joven de 16 años no puede enfrentar una pena mayor a la mencionada. Por ello, tanto la acusación particular como la Fiscalía de Menores están pidiendo que el juez aplique la ley con la máxima contundencia. No hay tanta evidencia en torno a si prosperará la petición del abogado de la familia, Miguel Ángel Martín Anero, que solicitó una orden de alejamiento durante los cinco años de libertad vigilada.
Sin embargo, la sentencia puede tener en cuenta la petición de perdón y el reconocimiento de los hechos. No obstante, la ley es muy clara sobre la pena que se impone en casos como los que ha confesado el propio acusado.
Llegó a acusar falsamente a su padre para reducir su pena
El joven ha intentado elaborar varias estrategias de defensa, aunque finalmente han sido desmontadas. Una de ellas pasaba por culpar a su padre como responsable. Según esa teoría, el acusado le vio con el cadáver y le obligó a actuar como cómplice. No había sido así y finalmente tuvo que confesarlo.
En realidad, decidió libremente asesinar a Leticia y deshacerse del cuerpo para destruir pruebas. Primero intentó estrangularla, pero ante la resistencia de la joven, terminó utilizando una pieda puntiaguda de grandes dimensiones para golpearle en la cabeza. Tras matarla por una fractura de cráneo, el asesino tiró el cadáver por un barranco lleno de maleza a orillas del río Esla para ocultarlo.
Ante la gravedad de los hechos, el abogado de oficio del menor, Raúl Arturo Hirakawa Andía, intentó por todos los medios abandonar la defensa del joven y añadió: "A título perosnal y comprometido contra la violencia de géenro, quiero hacer llegar mis más sentidas condolencias a los padres, al hermano, al novio, a familiares y a amigas/os de la joven Leticia Rosino Andrés", concluyó. Sin embargo, el Colegio de Abogados le ha obligado a continuar con este papel que ejerce de oficio en base al derecho a la legítima defensa.
Encaja en una tipología psicopática y altamente reincidente
El caso aún llama más la atención si atendemos al perfil de personalidad que presenta el acusado. La frialdad con la que ha confesado el crimen, su elaborado plan para borrar todo tipo de pruebas y la naturaleza del ataque, evidencian que responden a una tipología psicopática.
Esta circunstancia no es una enfermedad mental capaz con tratamiento: es una tipología de personalidad. Y, por tanto, la falta de empatía hace que actúen con la única finalidad de satisfacer sus deseos. Sin duda, la posibilidad de reincidencia en estos casos es especialmente alta.