Acción de Gracias es una de las celebraciones más importantes de Estados Unidos y por ello suele copar varios actos oficiales del presidente. El primero de los eventos, con tintes bastante cómicos, consiste en indultar a un pavo, que se librará de ser servido en la cena, tradición que instauró oficialmente Bush en 1989. Este año no ha habido uno sino dos elegidos, Abe y Honest, bautizados por los niños de un colegio de California. En lugar de un plato en la mesa pasarán a vivir en una granja a las afueras de Washington.
En el evento han estado las dos hijas de Obama y Michelle, Malia y Sasha. Este año se han mostrado más sonrientes que en ocasiones anteriores, aunque el propio presidente ha confesado que si estaban presentes era solo porque querían estar con su padre, no porque les guste el acto.
El segundo de los eventos oficiales ha sido menos cómico, aunque con el mismo tono familiar y entrañable. Obama, Malia y Sasha, ahora acompañados por la Primera Dama, Michelle, han servido la cena en un comedor social a personas sin recursos. Un año más, ya que no es la primera vez que lo hacen, se han enfudado unos guantes y no han tenido ningún problema en llenar los platos de los más necesitados con una sonrisa en la cara.
Un gesto noble y cercano por parte de la familia presidencial, quienes no olvidan que son los representantes de todo tipo de estadounidenses. ¿O quizás es demasiado? ¿Os imagináis a Rajoy acudiendo a uno de los muchos comedores de España abarrotados desde la crisis? ¿Una decisión acertada o una propaganda política exagerada? Cada cual que extraiga sus propias conclusiones.