Los números PIN surgieron en 1967, con la creación de los cajeros automáticos por parte de John Shepherd-Barron. En el momento de la creación de los números PIN, Sheperd-Barron quería establecer un número de seis dígitos, pero su mujer le recomendó que lo hiciese de cuatro, y así fue como estableció el estándar mundial.
El fraude con las tarjetas es una de las mayores amenazas para los ciudadanos del mundo con ahorros en sus cuentas bancarias. Cada vez son mayores los timos constantes mediante el uso de links fraudulentos, robos de tarjetas físicas o la suplantación de identidad.
En 2024, en Estados Unidos se reportaron 197.785 denuncias de fraude con tarjetas, lo que resultó en pérdidas de 45 millones de euros. A nivel global, las pérdidas por fraude con tarjetas de crédito alcanzaron los 32.760 millones de euros en 2022, y seguramente aumente en 2024.
Contar con una clave segura es el pilar fundamental para la seguridad de nuestros ahorros y nuestros datos privados. Al establecer patrones sencillos o fechas importantes para nosotros, no somos conscientes de la posible vigilancia que podemos estar viviendo por parte de los ladrones, lo que puede llevarles a obtener esos datos y adivinar nuestro PIN.
La lista de los números más comunes
Debemos rechazar los patrones obvios o clásicos como "4321" o "0000" y debemos optar más por órdenes numéricos que no tengan verdaderamente un significado y que simplemente lo conozcamos porque nos lo hayamos aprendido para la tarjeta.
Si se te ofrece la oportunidad, intenta hacer uso de un código PIN más extenso que cuatro dígitos y nunca uses códigos o contraseñas iguales para distintas cuentas y tarjetas. La reutilización de contraseñas de acceso es otro de los errores típicos que facilita a los ladrones el acceso a nuestras cuentas privadas.