Esta semana la UER anunció un nuevo sistema de votaciones, que entrará en vigor en el próximo Eurovisión 2016 que se celebrará en Estocolmo. En principio, este nuevo sistema "inyectará más emoción al festival", según los organizadores, pero no son pocas las voces críticas y los que consideran que Suecia quiere convertir Eurovisión en el Melodifestivalen, su selección interna. Recordemos que en la anterior edición sueca, la celebrada en Malmö en 2013, introdujeron la novedad de que los productores son los que deciden el orden de actuación, para asegurar la mezcla de estilos.
Las novedades en 2016 tienen dos partes. En primer lugar, los votos del jurado y los del público sumarán por separado. Cada país entregará 12 puntos por parte del televoto y 12 por parte del jurado, y así con el resto de puntuaciones. Hasta ahora, como sabréis, los puntos resultaban de combinar ambos votos al 50%.
Por otro lado y para asegurar la emoción del festival, los portavoces de cada país comunicarán solo los puntos del jurado. Al final, los presentadores de la gala (en este caso, Petra Mede y Måns Zelmerlöw, ganador del año pasado) dirán los puntos que recibe cada país, sumados, por parte del público. Es decir, que les oiremos decir frases del estilo de "80 puntos van para..." y, hasta el último momento todo podrá cambiar si un país recibe 300 puntos de una sentada.
Esto nos lleva a una de las primeras partes críticas del nuevo sistema, ya que es posible que perdamos la emoción de ir viendo poco a poco quién gana. ¿Qué cara se nos quedará si, de repente, sube al primer puesto el que iba en sexto lugar?
Y luego hay otra cuestión, la más egoísta, la que todos nos hicimos nada más escuchamos hablar de este cambio: ¿esto cómo nos afecta en España, vamos a quedar peor? Pues sí, la respuesta es que sí. En Los Replicantes hemos calculado los resultados de los dos últimos años y la conclusión es que Barei va a tener que hacer un esfuerzo extra si quiere quedar en buena posición.
2014 Ruth Lorenzo habría descendido 6 puestos
Si en 2014 nos fuimos más contentos que unas castañuelas con nuestro 10º puesto, con este sistema de votación nos habríamos vuelto a ver en un mediocre 16º. O lo que es lo mismo, en el lado derecho del marcador.
Ruth habría recibido un total de 125 puntos y habría descendido un total de seis posiciones, al igual que Dinamarca, con quien empatamos en puntos. No obstante, no solo Austria habría seguido ganando, sino que los siete primeros puestos se habrían mantenido intactos. Llegados al octavo, sorprende ver cómo Polonia habría ascendido desde el 14º, seguido en novena posición de Rumanía (que quedó 12º en su día).
Azerbaiyán, por su parte, se vería muy favorecida al subir de un 22º puesto a un 13º, al igual que Malta, por detrás en ambas opciones. Francia seguiría cerrando la clasificación, con unos irrisorios 6 puntos.
Hay que tener en cuenta, claro está, que el nuevo sistema también se aplicará a las semifinales y, posiblemente, no habrían pasado los mismos países a la final que los que lo hicieron. Nosotros hemos realizado el cálculo con los países que llegaron a la final.
2015 Edurne se habría unido al Big 4 a la cola
Todavía se nos escarpia la piel si recordamos que Edurne quedó en 21º posición, así que mejor no pensar que con este sistema habría quedado en el puesto 24º; bien acompañada, eso sí, del país anfitrión, Austria, y del Big 4 tradicional: Alemania, Francia y Reino Unido.
Eso sí, Austria y Alemania no se habrían ido de vacío y, de hecho, Austria habría ascendido de un último puesto compartido a la 23ª posición. Este cambio provocaría que Alemania no cerrase el marcador, sino Reino Unido, que descendería tres posiciones.
Mirando a la parte alta, el cambio más significativo es que Italia le habría quitado la plata a Rusia. El único gran ascenso que sorprende en este caso es el de Albania, de un puesto 17 a un 11. Esto se debe previsiblemente a que las votaciones de Eurovisión 2015 fueron más homogéneas, y la mayoría de países puntuaron a los que mejor quedaron.
De nuevo, esto sería considerando que se clasificasen los mismos países en la final.
Conclusión: ¿a qué países perjudica el cambio de votaciones?
Con esta estimación podemos ver que el cambio no afectará a los países de los primeros puestos, sino que será más bien una cuestión de orgullo y de quedar mejor o peor. Es decir, el que destino tenga escrito que gane Eurovisión 2016 va a seguir ganándolo por mucho nuevo sistema que haya.
Otros países lo sufrirán, en concreto algunos como España, a los que nos suele beneficiar la compensación del voto de los jurados y el del público. Dado que no solemos llevar una de las actuaciones punteras, esto provoca que cacemos puntos de allí y de allá.
Por otro lado, tendremos que ver si realmente este sistema nos trae la anunciada emoción. En 2015, la clasificación del jurado, antes de comunicar los puntos del público, habría dejado en primer lugar a Suecia igualmente, aunque el 2º puesto lo habría ocupado Letonia, que luego quedaría 7º. Ser los más votados por el público habría servido a Italia ver cómo ascendía desde el 6º por boca de los presentadores.
En 2014 Austria también fue la más valorada por el jurado, seguida de Suecia. Polonia habría dado la gran sorpresa al recibir una de las mejores valoraciones del público, pues habría subido de un puesto 19º a un 8º.
Por tanto, no nos queda muy claro que el resultado del público vaya a sorprender realmente en el anuncio del ganador, ya sea para bien o para mal. Veremos qué ocurre este año con España... ¡aunque no vale escudarse en las votaciones para justificar un mal puesto!