Todo ha terminado y, a la vez, todo empieza para la infanta Cristina, divorciada desde hace varias semanas de Iñaki Urdangarin. La fase final del acuerdo de divorcio recordamos que se firmó en secreto y ante notario en el mes de diciembre después de 25 años de matrimonio. Ya nada les une, salvo los recuerdos y el amor a Juan, Pablo, Miguel e Irene, sus hijos.
Si la hermana de Felipe VI se refugia en su profesión y su retiro en Ginebra, Iñaki Urdangarin da los últimos pasos hacia la estabilización de su nueva vida sentimental. De momento, se ha mudado con Ainhoa Armentia a un piso situado en la misma urbanización en la que vive Claire Liebaert, su madre. Hace algunos días, esta desveló ante las cámaras de televisión cuál era su deseo más anhelado para su hijo: "Lo único que quiero es que tenga trabajo".
Sea como fuere, lo evidente es que Urdangarin se desliza suavemente hacia una nueva vida, tranquila y sin sobresaltos en Vitoria, mientras que la infanta Cristina se aclimata a su nuevo estado civil de divorciada en Ginebra. Sabemos que esta circunstancia es un trago para la ex duquesa de Palma, quien jamás contempló que su matrimonio no fuera para toda la vida. Su nueva vida de divorciada será más difícil que al de su hermana, la infanta Elena. Sufre una desventaja clara: vive a cientos de kilómetros de su familia-
Desde Ginebra
A nadie se le escapa la difícil situación afectiva que vive la infanta Cristina, alejada de su círculo íntimo de amigos españoles, de su madre, su hermana y sus primas y, además, por primera vez lejos de su hija, Irene. La joven ha estado viviendo en España en los últimos meses, antes de partir para Camboya a realizar trabajo solidario con la ONG Sauce. Durante algunas semanas, la infanta estuvo sola en su casa de Ginebra. Las últimas noticias sobre su nueva vida de divorciada hacen pensar que, como se suele decir, se le cayó la casa encima.
Tal y como ha revelado Vanitatis, sabemos que Miguel , el hijo más esquivo de la infanta, se ha trasladado a Ginebra para vivir con su madre en esta nueva etapa. Así, ya no está sola en Suiza, sino acompañada por el joven de 21 años recién licenciado en Biología Marina.
En la ciudad suiza, la infanta sigue trabajando para la fundación Agra Khan y para La Caixa. Allí alterna su trabajo con una vida sencilla de paseos con su perro y compras. También viaja mucho a visitar a sus padres, que viven separados, Sofía, en Madrid, y Juan Carlos, en Emiratos Árabes.