La vida de Sayed Ahmad Shah Sadaat ha dado un giro de 360 grados. Pedalea tranquilo por las calles de Leipzig, en Alemania, con su casco y su polo de color naranja a juego con la mochila que carga a la espalda con los pedidos que reparte a domicilio. Pasa desapercibido a pesar de que, hace no tanto, era ministro del Gobierno de Afganistán.
Es ingeniero, formado por Oxford, y fue ministro técnico a cargo de la cartera de Comunicaciones y Tecnología de la Información durante el Gobierno de Ashraf Ghani, el presidente de Afganistán hasta su huida hace pocas semanas tras la noma de Kabul por parte de los talibanes. Sayad Ahmad, por su parte, se adelantó y decidió dejarlo todo atrás en diciembre de 2020, cuando dimitió de su cargo para empezar una nueva vida con su familia en Alemania.
Su historia no es un caso único pero sí paradigmático. Tras el éxodo humanitario propiciado por la toma de Afganistán por parte de los talibanes, muchos ciudadanos piden refugio en otros países y se agarran a cualquier puesto disponible para poder trabajar y ganarse la vida. Aunque estén altamente sobrecualificados.
"Estoy muy orgulloso"
Cuenta con una gran trayectoria profesional a sus espaldas, como el apoyo a la puesta en órbita del satélite SaarcSadaat o la actualización de las líneas de telecomunicacióngracias a la creación de redes móviles en el entorno rural. De esta manera, su cartera ministerial ha conseguido cambiar en torno a 45.000 teléfonos fijos y ha dado acceso a redes móviles a alrededor de 10 millones de personas en Afganistán.
Huyendo del avance de las tropas talibanas llegó al país teutón y solicitó asilo. Así, en calidad de refugiado, las autoridades locales le buscaron un empleo y él accedió, comenzando entonces a pedalear. Su expectativa es poder acabar trabajando en Deutsche Telekom, la empresa alemana encargada de las telecomunicaciones y la mayor proveedora a nivel europeo. Eso sí, cuando aprenda alemán, algo que ya está estudiando.
"Para avanzar en la vida, hay que trabajar. No me avergüenzo de mi trabajo y no me siento inferior. No creo que los afganos se avergüencen de tener un exministro trabajando, pero sí lo harían si recibiera dinero social", ha valorado en una entrevista al periódico local Leipzig Volkszeitung. "Todo el mundo tiene que pagar la renta, comer, yo pude haber sido un ministro corrupto, haber robado millones de dólares, haber comprado edificios aquí o en Dubai y no necesitar trabajar, por eso estoy muy orgulloso y tengo la conciencia tranquila", ha añadido.
Después de que su historia haya salido a la luz, la empresa para la que trabaja como rider ya le ha ofrecido un puesto de trabajo en el departamento de comunicación corporativa.