El núcleo de la Tierra se ha frenado y es probable que esté girando en sentido contrario al de la superficie. Se trata de la capa más interna de la corteza terrestre, y cuya inversión rotatoria podría afectar al clima, las mareas y a la duración de los días. Los científicos detrás de este estudio son Xiadong Song y Yi Yang, del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China.
El núcleo de la Tierra es una esfera de hierro que se encuentra a 7.000 grados celsius que gira dentro de un mar de metales fundidos. Esta rotación es la que genera el campo magnético terrestre, el cual nos protege de las distintas radiaciones que provienen del espacio. La capa por encima del núcleo es el manto terrestre, que posee una composición más variada y tiene un espesor de 3.000 kilómetros. Ya por último nos encontraríamos con la corteza superficial, de apenas unos 40 kilómetros.
Poder atravesar estas capas es una tarea, de momento, imposible para los humanos. La máxima profundidad que se ha alcanzado ha sido de 12 kilómetros durante un experimento en la Unión Soviética. Es por ello que para poder comprender lo que ocurre dentro del planeta se analizan movimientos sísmicos para determinar cómo se comporta.
Efectos
Xiadong Song demostró en 1996 que el núcleo orbita a una velocidad distinta a la que lo hace el resto del planeta. Esta falta de coordinación puede estar causada por el alejamiento de la Luna y por las mareas, que ayudan a frenar la corteza. Asimismo, los días se están acortando desde hace unos años a una escala de milésimas de segundo.
Un análisis de unos 200 terremotos desde 1960, también a cargo de Xong, ha estudiado que las ondas de estos movimientos, a pesar de ser iguales entre sí, al ser registradas en dos puntos distintos de la superficie, se perciben de distinta manera debido al giro del núcleo. Teniendo en cuenta estas distorsiones sísmicas se ha comprobado que desde en el año 2009 el núcleo se frenó, y ahora orbita a una velocidad inferior a la de la Tierra.
"Desde el espacio, el núcleo gira prácticamente al mismo paso que el resto del planeta. Pero desde el punto de vista de la superficie, donde están las estaciones sísmicas, el núcleo gira ahora en dirección contraria", explica Song, el autor de este estudio.
Los efectos de esta modificación orbitacional del núcleo de nuestro planeta son varios, pero prácticamente impereceptibles. La duración de los días se ha reducido y ahora mismo son unas milésimas de segundo más cortos que en 1970. A parte el comportamiento y los niveles de las mareas pueden verse alterados, al igual que el clima. Nuevas deformaciones en la superficie podrían también aparecer, pero de un tamaño insignificante. De todas maneras, los científicos son precavidos y desean esperar "entre 5 y 10 años" para poder recabar más información acerca del comportamiento del interior de la Tierra.