Normalmente suele decirse que las segundas partes nunca fueron buenas. Al menos en el cine, por norma general la segunda parte de una saga te suele dejar con un sabor distinto al de la primera vez, y así pasa en muchos aspectos de la vida. Salvando casos triunfales como la vuelta de Michael Jordan al baloncesto, 'Terminator II' o la vuelta de 'OT 2017', por norma general la sociedad suele tener ciertas dudas ante cosas que se fueron y ahora vuelven.
En Eurovisión puede pasar algo parecido. No es raro que cada año algún país apueste por la vuelta de algún intérprete que ya estuviera en Eurovisión, y de hecho este año tanto Waylon en Países Bajos (ya estuvo con The Common Linnets en 2014), como SuRie (corista de Loïc Nottet con Bélgica en 2015) y César Sampson (corista de Kristian Kostov el año pasado con Bulgaria) repiten en el festival. Sin embargo, ¿si ganas te apetece volver? A Alexander Rybak sí.
Rybak, vencedor del festival en Moscú allá por 2009, se liaba la manta a la cabeza y se presentaba al reputado Melodi Grand Prix noruego, con una canción bajo el brazo cuanto menos distinta. Con la seguridad de haber ganado ya el micrófono de cristal, el chico del violín se presentaba de nuevo ante su país con 'That's How You Write A Song', una especie de tutorial lúdico-festivo en el que explica como hacer una buena canción junto a una realización impactante (parecida a la de Mäns Zelmerlow en 2015). El concepto barrió en la preselección y lo tendremos en Lisboa. ¿Qué tal le irá?
Siguiendo la estela de Johny Logan y Dana International
A pesar de que parezca que una vez ganas el festival tu ciclo en Eurovisión ha acabado, esto de que un ganador repita años después es algo muy normal. Hasta la actualidad, un total de 13 artistas se atrevieron a representar a su país años después de ganar, siendo los últimos antecedentes Lena, la que venciera con Alemania en 2010 y repitiera en casa al año siguiente, y Charlotte, la que ganara el festival con Suecia en 1999 y repitiera en 2008 en Belgrado. Junto a estos nombres, otros tan reputados como la primera ganadora de la historia, Lys Assia, o Dana International también se atrevieron dos veces.
En estas apariciones, el reto siempre lo pondrá el gran triunfador histórico de Eurovisión: Johny Logan. El irlandés es el único que tiene el honor de haber conquistado el festival en dos ocasiones (1980 y 1987), algo que completa con haber conseguido también ganar el festival como compositor, siendo el autor de 'Why Me?', canción con la que ganara Linda Martin el festival en 1992.
Ahora, Rybak está ante otro reto, aunque la propuesta de inicio no parezca tan diferencial como aquel 'Fairytale' que le hiciera ganar en 2009. Las cosas han cambiado mucho, y el recuerdo y la nostalgia puede ser su mayor baza en Portugal.
Ritmo atractivo pero puede cansar el violín
Yendo ya con la propuesta noruega para Lisboa, 'That's How You Write A Song' puede ser una canción animada que dé que hablar en el festival. Partiendo de que la vuelta de un ganador ya te pone en el foco durante el festival, la canción de Rybak es la clara muestra de que el intérprete ha tenido completa libertad en su creación, buscando la nostalgia de lo visto hace nueve años con un concepto diametralmente opuesto.
Acompañado de su inseparable violín (pregrabado para Eurovisión), en esta ocasión Noruega al menos de partida apuesta por un mapping donde el artista va haciendo como que toca diversos instrumentos gracias a la sobreimpresión en pantalla. Junto a ello, interacción con el público, giros vocales circenses y una instrumental pegajosa cierran el combo de una canción que ni tendrá problemas para entrar en la final ni para acabar en una posición más que decente en Lisboa. De momento, Rybak se encuentra en torno al puesto quince de las apuestas de pago, teniendo seguro una subida importante con la llegada de los ensayos.
No es 'Fairytale', ni creemos que sea un 'alert winner' como en aquella ocasión, pero sí es una canción simpática con el sello de Rybak, algo que de haber sido radicalmente opuesto a lo que interpretó en 2009 nos hubiera extrañado. Ejemplos como los de Alex Florea (Rumanía 2017) o Stig Rästa (Estonia 2015), que ambos lucharon por llegar este año a Lisboa y no lo han conseguido, demuestran que el camino de vuelta no es fácil, aunque Alexander parece decidido a volver a encandilar a Europa. ¿Lo conseguirá?