Las autoridades noruegas pretenden liquidar el 70% de la población de lobos del país. La medida, aprobada el pasado 16 de septiembre, supondría el sacrificio de dos terceras partes de la población total de la especie, es decir, con 47 de ellos. El anuncio ha suscitado numerosas críticas, ya que en Noruega los lobos están en peligro de extinción y se calcula que apenas quedan 68 ejemplares en las áreas silvestres.
La decisión gubernamental ha sido anunciada como respuesta a las quejas de los ganaderos, los cuales denuncian que los lobos están acabando con sus rebaños. Sin embargo, desde las entidades ecologistas afirman que el daño de los lobos es mínimo y que, en todo caso, la medida es desproporcionada. Además, acusan al gobierno de querer contentar a los cazadores, pues la caza es un deporte muy popular en Noruega. De hecho, el año pasado más de 11.000 personas solicitaron una licencia legal para matar a 16 ejemplares de lobo.
La secretaria general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Nina Jensen, ha mostrado su indignación con la medida y su decepción con un país que se supone que es un "defensor de las causas ambientales". La palabra utilizada por la secretaria para definir la cacería ha sido "masacre".
Las asociaciones ecologistas del país han unido sus esfuerzos para luchar contra una decisión del gobierno de Noruega que tan solo tiene precedentes si nos remontamos al número de lobos que murieron en el año 1911. Por ello, han iniciado una recogida de firmas en Internet, que cuenta ya con más de 50.000 firmas.
Así mismo, el presidente de Amigos de la Tierra de Noruega, Silje Ask Lundberg, en unas declaraciones para el diario The Guardian, afirma que con esta medida "tres de los seis grupos de lobos de la familia podrían ser exterminados". Desde su entidad han solicitado a las autoridades que detengan la matanza y le ha dedicado el siguiente mensaje a la población: "Hoy, Noruega debe avergonzarse".