La visión más rigorista del Islam, representada en la rama wahabita, se ha cobrado una nueva víctima en Arabia Saudí: la del pequeño Zakaria Al-Jaber, un niño de seis años que ha sido decapitado con un cristal mientras que su madre intentaba salvar su vida sin éxito.
Los hechos ocurrieron cuando la madre se desplazaba en taxi camino al santuario del profeta Muhammad en Medina. En un momento determinado del trayecto, el conductor paró el vehículo y obligó al niño a salir a la calle.
En ese momento, le arrastró por la fuerza hacia un área cercana de una cafetería en el vecindario de Al-Tilal. Y, allí, rompió una botella de vino y le produjo un corte en la garganta para posteriormente apuñalar el cuerpo, tal y como relata TMV.
Smallest coffins are the heaviest ????That's barbaric how that Saudi driver beheaded 6years old Zakariya. You don't need to be a Shia or Sunni. Try to be a a Human first. Justice Delayed means Justice Denied. #JusticeForZakariapic.twitter.com/GXa0LHovMd
— Sajid Hussain (@Sajid14hussain) 8 de febrero de 2019
El caso ya se encuentra en investigación. La policía saudí niega que haya ningún tipo de vinculación sectaria tras el suceso y achaca todo a un problema de salud mental. Sin embargo, la organización Shia Rights Watch niega la mayor y vincula la muerte a la ola de radicalidad que se vive en la última monarquía absolutista del mundo.
El agresor había mostrado especial interés en conocer las creenicas religiosas del niño
El pequeño Zakaria profesaba la rama chií del Islam, enfrentada a la sunní desde el año 632 en una pugna por reconocer el derecho a liderar a los musulmanes tras la muerte del profeta Mahoma.
Esta guerra de religiones (hay profundas diferencias en cuestión de materia de doctrina, rituales, leyes, teologías y organización), ha provocado fuertes conflictos, entre los que destaca la guerra civil de Yemen bajo el amparo de las dos super grandes potencias musulmanas: Arabia Saudí (sunní) e Irán (chií).
Estas distancias fueron determinantes para cometer el asesinato del niño, a tenor del testimonio de la madre. El hombre había sujetado fuertemente al menor mientras preguntaba reiteradamente a la madre si realmente era un niño chií.
Ante este tipo de actos, Shia Rights Watch denuncia que "la población sigue sufriendo como consecuencia de la falta de compromiso internacional para poner fin a tales violaciones. La decapitación de un niño pequeño de esta manera debe abordarse lo antes posible". El caso, mientras tanto, continúa bajo investigación, aunque el hombre podría evitar consecuencias penales si finalmente se achaca el ataque a un síntoma como un brote psicótico.