Tal vez en los países desarrollados no tengamos constancia del problema energético ya que, según los datos del Banco Mundial, un 84% de la población tiene acceso a electricidad. Es un gran dato teniendo en cuenta que en 1990 un 24,4% no podía acceder a ella. Las cifras no presentan un problema abismal, pero ocultan uno grave: los lugares donde se concentra cada porcentaje. En los países menos desarrollados (según la clasificación de Naciones Unidas) tan solo un 34,3% tiene acceso a electricidad, contrastando con el 100% que presenta Europa o América del Norte. Y esto es la pescadilla que se muerde la cola, ya que sin energía no hay motor para el desarrollo. El alto precio para su obtención es la principal barrera que frena a estas naciones, aunque hay una manera de saltarla: la energía renovable.
Esta ha sido la pieza clave en el proyecto que ha presentado una niña de trece años para un concurso de jóvenes científicos en Estados Unidos. El prototipo se basa en unas hojas solares capaces de captar la energía de nuestro entorno, como la vibratoria del viento, y transformarla en energía limpia a través de un material piezoeléctrico conectado a las hojas. Lo mejor de todo el proyecto no es la sencillez, si no el precio, ya que las hojas que ha utilizado tan solo cuestan 5 dólares.
Maanasa Mendu, de nacionalidad estadounidense y de origen hindú, ha declarado para la BBC que su inspiración vino durante un viaje a la India, donde pudo ver la cantidad de personas que no tenían acceso a la electricidad.
Aunque Harvest, nombre del dispositivo, es bastante primitivo, es un gran comienzo, ya que el dinero del premio le permitirá hacer una versión más perfeccionada.
El concurso en cuestión ha sido organizado por Discovery Education y le ha otorgado un premio de 25.000 dólares. Otros jóvenes llegaron a la final con proyectos igualmente innovadores, como bacterias capaces de general energía, un sensor para personas con dificultades físicas o un dispositivo para regular la contaminación.