Romina Ashrafi, una niña de 14 años decapitada por su padre con una hoz tras fugarse con su novio en la ciudad iraní de Talesh, al este de Teherán, ha conmocionado a la sociedad iraní por la crudeza de los hechos.
El padre de la menor se opuso al matrimonio de ambos, algo que ella rechazó. Ante la presión que ejercía el progenitor, ambos terminaron escapándose juntos. Sin embargo, la policía capturó a la pareja y les obligó a retornar a sus casas.
Los agentes no recularon a pesar de que la menor les estaba advirtiendo que su padre quería matarla por incumplir con las exigencias que le imponía. Como finalmente sucedió.
El padre aprovechó la noche, cuando su hija estaba durmiendo, para coger una hoz y decapitar fríamente a su propia hija de 14 años. Posteriormente, cogió su coche, se dirigió a una comisaría, confesó los hechos y 'justificó' que se trataba de un 'crimen de honor', según indican los medios iraníes.
Reducción de pena
La Justicia iraní condena a pena de muerte los delitos de asesinato, aunque el padre de la joven Romina no enfrenta esta pena: al tratarse de un 'crimen de honor' y ser su hija, esta pena se reduce hasta un máximo de diez años de cárcel que podría ser reducido en función de varios condicionantes.
Este tipo de delitos son relativamente habituales en los sectores más conservadores de la sociedad iraní, donde los familiares alegan que sus víctimas dañaron el prestigio o la honra del hogar para justificar sus acciones.
La dureza de estos hechos ha levantado nuevamente el debate en Irán sobre la conveniencia de endurecer las penas sobre estos hechos y retirar la justificación que, en definitiva, recoge el Código Penal iraní al conmutar la pena de muerte.
Varios activistas han lanzado una campaña de apoyo a la menor con el hashtag #RominaAshrafi. Además, la vicepresidenta de Irán para Asuntos de la Mujer y la Familia, Masoumeh Ebtekar, ha anunciado una investigación para este caso y ha prometido que agilizará los trámites para las modificaciones legislativas pertinentes.