Pisotones en la cabeza. Golpes. Así terminó una niña de diez años con la vida de un bebé de seis meses en el condado de Chippewa, Winsconsin, en un caso que ha dejado conmocionado a todos.
La menor ha declarado entre lágrimas durante todo el juicio. Allí, ante la corte, ha confesado su autoría y ha afirmado que ejecutó el asesinato porque el bebé "no paraba de llorar".
Tras su confesión y las pruebas tan evidentes, la menor fue acusada formalmente de un delito de homicidio intencional de primer grado, tal y como señaló el fiscal del distrito del condado de Chippewa, Wade Newell.
Ante la gravedad del caso, la instrucción se realizó en un juzgado dedicado a acusados en edad adulta. Sin embargo, el juez ha decidido que el caso continúe bajo la investigación de la corte de menores, por lo que podría enfrentar, en definitiva, penas más bajas.
Según señala el sumario, los hechos se produjeron el pasado 30 de octubre en una escuela infantil de Tilden. El establecimiento funciona también como residencia, donde vivía la acusada. El pequeño no tenía conexión familiar con ella y acudía a diario para que los trabajadores se hiciesen cargo de sus necesidades.
"Le pisoteó la cabeza hasta matarlo"
La alarma se desató el pasado 30 de noviembre a las 4:34 de la tarde. Una llamada al servicio de Emergencias activó un operativo que se dirigió a la zona. Allí, los agentes se encontraron el cuerpo del bebé sangrando por la cabeza sin responder a ningún estímulo.
Los sanitarios tomaron la decisión de ordenar su ingreso en el hospital HSHS St. Joseph y luego trasladarlo de forma aérea al hospital Gillette Children's Speciality Healthcare en Saint Paul.
Las primeras hipótesis pasaron por un accidente, aunque un médico especialista comenzó a sospechar de que se encontraba ante una situación intencionada. Por ello, los investigadores interrogaron a cuatro testigos que se encontraban en el lugar en el momento del ataque.
Ante las preguntas de los agentes, la menor terminó derrumbándose y confesando el crimen. Según su relato, entró en pánico cuando empujó al menor al suelo, comenzó a llorar y encontrarse molesta porque "no paraba". Por ello, asegura que intentó que se callara pateando en repetidas ocasiones su cabeza.
El fiscal Newell ha destacado que la menor sabía en todo momento lo que estaba haciendo y que pisoteó la cabeza del bebé de forma que "le generó heridas que llevaron a su muerte".
La menor se encuentra encerrada en un centro de menores, aunque podrá salir en libertad si paga una fianza de 50.00 dólares, algo que el juez James Isaacson calificó como "una resolución apropiada".
