La reina Letizia ha hecho pública la enfermedad que los médicos le diagnosticaron el pasado mes de junio. Además de la metatarsalgia crónica que padece desde hace años, la monarca padece un problema que afecta especialmente por el uso de zapatos de tacón y, especialmente, estrechos.
El neuroma de Morton, también conocido como neuroma interdigital o neuroma plantar, es una afección dolorosa que afecta al metatarso, con mayor frecuencia entre el tercer y cuarto dedo del pie. A veces puede presentarse entre el segundo y el tercero, algo que se da en menos del 20% de los casos, y en muy raras veces en otras posiciones.
Esta enfermedad es un engrosamiento del tejido alrededor de uno de los nervios de los dedos de los pies que puede causar un dolor agudo con ardor, incluso entumecimiento de los dedos afectados. La Clínica Mayo describe este problema de la siguiente manera: "Se puede sentir como si estuvieras apoyado sobre una piedra en tu zapato o un pliegue del calcetín".
Causas
Esta enfermedad parece estar causada por la irritación, presión o lesión de uno de los nervios que unen van a los dedos de los pies. La irritación puede producirse por la forma en la que se pisa. Además, las deformidades del pie también pueden favorecer el desarrollo del neuroma de Morton, como los juanetes, el dedo martillo, un pie cavo o plano.
También hay que tener en cuneta otras actividades deportivas de alto impacto, como correr, que pueden llevar a lesiones repetitivas en los pies, o los deportes donde se utiliza calzado ajustado que presiona los dedos. Los tacones o zapatos ajustados dan presión extra a los dedos y la planta del pie.
En cuanto a su diagnóstico, hay que tener en cuenta que presenta dificultades y que se puede confundir con otras patologías. El paciente no suele presentar señales visibles, generalmente se trata de un dolor que se acentúa al estar de pie durante mucho tiempo, además de un hormigueo o entumecimiento de los dedos.
Tratamiento
Generalmente, conviene comenzar con tratamientos conservadores. Para empezar, usando un cazado más amplio y reducir el uso de tacones. Se puede reducir el dolor con analgésicos y antiflamatorios recetados por médicos y usar plantillas personalizadas diseñadas por podólogos. La fisioterapia también puede estar indicada y las infiltraciones.
Por último caso, si los métodos anteriores no han resultado satisfactorios, se puede recurrir a la cirugía, con la que se obtienen buenos resultados, pero siempre es mejor recurrir antes a técnicas que sean menos invasivas para los pacientes.