Alcanzar la felicidad es el principal objetivo de la sociedad moderna. La búsqueda expresa de este concepto tan amplio y relativo (¿qué es la felicidad, exactamente?) es una de las obsesiones que tenemos desde la niñez y de la que es imposible desligarnos hasta la vejez. Pues bien, la solución podría ser más sencilla de lo que parece.
Moran Cerf, profesor de neurociencia de la Universidad de Northwestern (EEUU), ha pasado prácticamente todo lo que llevamos de siglo XXI investigando la felicidad en los seres humanos, tanto con el análisis de las conductas como con el uso de encefalogramas, para conocer así todos los impulsos físicos y neuronales relacionados con la felicidad.
Tras más de una década de estudio, ha llegado a la conclusión de que esta radica en el concepto de alineación cerebral. Así lo ha confirmado a BBC Mundo: "Al compartir experiencias con alguien se produce un alineamiento entre los dos cerebros. Dos personas que ven las mismas películas, leen los mismos libros, que comparten vivencias y que además solo hablan entre ellos buena parte del tiempo, comienzan a mostrar patrones comunes a nivel de lenguaje, emociones y hasta puntos de vista".
Parece evidente que nuestro comportamiento depende, en gran medida, de las personas con las que nos relacionemos. "La gente cercana a ti tiene un impacto en la manera en que te relacionas con la realidad más allá de lo que puedes percibir o explicar", explica Cerf. Lo que sorprende es que nuestra felicidad también depende en gran medida de con quiénes compartimos el día a día.
La clave está en decidir bien la gente con la que nos rodeamos
Es aquí donde adquiere importancia la elección de las personas de nuestro alrededor. Nuestra felicidad está en juego. La alineación cerebral provoca que el sentimiento que invade a la persona con la que conectamos termina influyendo en nosotros mismos. Como solución, Cerf nos sugiere rodearnos de aquellos que han adquirido a lo largo de su vida una capacidad especial para reinterpretar las experiencias vividas de una forma positiva, y no anclarse en el pasado o en la nostalgia.
"Si pasas tiempo con ellos, vas a empezar a sentirte más satisfecho. Vas a terminar viendo el mundo de una manera parecida. Es algo, además, que va a ocurrir de todas maneras, no tienes que hacerlo conscientemente. Esa es la ventaja de la alineación cerebral", explica el especialista.
El neurocientífico nos deja un último consejo en su investigación, muy propicio en plenas fechas de San Valentín: "Si eliges una mala pareja y pasas diez años con esa persona, la decisión va a tener un impacto significativo en tu vida". ¿Nos relacionamos con las personas adecuadas para ser felices?