Seguramente más de alguno que lea esta noticia comparta su cuenta de Netflix con uno o varios amigos. Es una de las cosas más normalizadas y cotidianas desde el boom de los servicios de streaming; de hecho, se puede pensar que gran parte del éxito de esta compañía ha sido eso: poder compartir la cuenta. Quizá, hasta ahora, no haya sido un problema grave para Netflix, pero puede ser que a partir de ahora sí.
El aumento del gasto en la producción propia, los altos costes para comprar y retener series míticas en su catálogo, los pequeños malos resultados en los últimos meses y la inminente guerra por el streaming ha hecho que Netflix se empiece a replantear lo de "compartir cuentas". Lo que antes no parecía importar, ahora se ha convertido en un problema.
Al compartir la cuenta, como es normal y lógico, se reduce y frena el aumento del número de suscriptores, en unos momentos donde Netflix necesita seguir demostrando su crecimiento ante la inminente competencia: Apple, HBO Max o la todopoderosa Disney. Los datos negativos cosechados en bolsa y pérdida de abonados en los últimos meses han hecho que los mandamases se planteen cortar de raíz esta costumbre entre usuarios.
No enfadar a los usuarios
En un futuro, de alguna manera incierto en el mercado del streaming por la saturación de plataformas, este tipo de toma de decisiones puede comprometer a cualquier compañía, y más por la voraz competencia que habrá por los suscriptores. La decisión que se tome se hará sin "enemistarse con parte de sus usuarios", dice Greg Peters, director de Producto de la plataforma. Un problema que "siguen monitoreando", pero sin "grandes planes" para lograr atajarlo.
Será difícil no cabrear a esos usuarios, pero, según recoge y estima el digital Magid, solo el 9% de los usuario tienen cuentas compartidas que, aunque parezca una cifra baja, detrás de ella se esconden 13,7 millones de usuarios o lo que es lo mismo: unos 135 millones de dólares anuales.
