La misteriosa desaparición de Natalia Sánchez Uribe, afortunadamente, ha terminado bien. La Policía ha logrado encontrar a la joven en buen estado, cuando los agentes se temían lo peor por el largo período de tiempo pasado desde ausencia y los comentarios en los que la joven aseguraba que se sentía observada y vigilada por un extraño.
Al contrario de lo que se sospechaba, Natalia no ha dormido ningún día en la calle ni ha permanecido deambulando durante todos estos días. Tampoco permanecía retenida en contra de su voluntad por nadie.
La joven malorquina, que se encontraba de Eramus en París en el momento de su desaparición, realmente estaba internada en un hospital psiquiátrico desde hacía varios días, cuando la Policía la encontró en la calle completamente desorientada.
Natalia no portaba documentación, por lo que no había forma de identificarla. Solo la colaboración que ha mantenido la Guardia Civil con la Gendarmería francesa han permitido encontrarla con éxito.
El entorno de la joven está muy contento, pero nadie comprende exactamente qué pudo suceder. Natalia no había sido diagnosticada de ningún tipo de trastorno mental, pero todo apunta a que podría haber sufrido algún tipo de brote psicótico. Con ello, la idea de sentirse vigilada pasaría a constituir un síntoma más de una enfermedad con la que conviven a diario (y hacen vida normal) muchos enfermos en todo el mundo; antes que una realidad.
Un momento complicado
La joven estaba pasando una etapa complicada durante su estancia en París, donde no se había integrado completamente con el resto de sus compañeros. Ella misma repetía en ocasiones que "no había hecho amigos" y sus planes pasaban por volver a España cuanto antes.
Lo complicado del momento, el estrés y las adversidades quedan en parte plasmados en sus perfiles de redes sociales. Allí compartía y divulgaba fotografías y textos relacionados con cuestiones de crecimiento personal.
Todos los que la conocían aseguraban que llevaba varios días en los que la notaban "rara" y se estaba obsesionando con la idea de que alguien la estaba "vigilando" y "controlando". Esas sospechas llevaron inicialmente a pensar que el caso podía terminar con un desenlace mucho más dramático que, afortunadamente, no ha sucedido.
Este mismo miércoles 8 de mayo se cumplía una semana de su desaparición, cuando abandonó el estudio de alquiler en el que había vivido una temporada. Natalia llegó a trasladar dos maletas a la casa de su amiga. Se marchó a por la tercera, pero no regresó. Nadie comprendía qué había sucedido hasta el momento, aunque aún queda mucho por descubrir en este caso.
