Demasiado estábamos tardando en el primer regreso de un eurovisivo al festival de 2020. Suele ser común que entre la infinidad de preselecciones nacionales algún nombre que ha pasado por el festival repita y, de cara a Rotterdam, el primero es el de Natalia Gordienko, la que catorce años después de su aparición en Atenas con aquel 'Loca' tan latino, ahora con más madurez y tablas volverá al festival de la mano de la balada Prison.
Gordienko resultó vencedora del clásico 'O Melodi Pentru Europa' moldavo, el que mantiene intacto su método tedioso de funcionamiento. En un año donde las preselecciones están desapareciendo en más de un país, la TVM moldava sigue firme en su modelo, presentando diecinueve canciones y una conjunción de jurado y televoto que acabó venciendo la exeurovisiva curiosamente a otro ex del festival como Pasha Parfeni (Baku 2012).
En cuanto a la canción, más allá del concepto musical, es interesante destacar que viene de la mano del siempre presente magnate ruso Phillip Kirkorov, el que unido a Dimitris Kontopoulos presentan una balada de manual que les sirve un año más para estar dentro del festival como de costumbre.
Una balada trasnochada de manual
Si bien hemos de reconocer que el nivel musical del 'O Melodi Pentru Europa' no fue la panacea, los moldavos volvieron a recurrir a la cara conocida y a la balada mil y una veces escuchada frente a otras opciones con un toque más balcánico y autóctono.
Con 'Prison', volvemos a tener el pack trillado de la balada en inglés en manos de una voz solvente como la de Natalia Gordienko, la que en la más asequible segunda semifinal tendrá que verse las caras con otras canciones de su corte como las de Albania o Polonia.
Si en 2006 Natalia Gordienko se presentaba con una canción con toque latino, atrevida y diferente (sin ser una locura en cuanto a calidad), catorce años dan para mucho, y de cara a Rotterdam presentará la enésima balada que suena a todo menos a Chisinau.
