De supersticiones está lleno el mundo. Todos tenemos manías, rituales o protocolos que repetimos por pura tradición, porque nos ayudan a confiar más en nosotros mismos, a estar tranquilos ante ciertas situaciones. Incluso porque, en ocasiones, estamos seguros de que tendremos más suerte si llevamos a cabo nuestro particular rito.
Hay manías más habituales como entrar en un lugar con el pie derecho o llevar encima un amuleto. Sin embargo, los más supersticiosos repiten rituales de lo más extraños buscando la suerte. Los artistas suelen ser los más excéntricos, mientras que los deportistas de élite no se libran contar también con sus particulares liturgias. Por ejemplo, la extenista Mary Pierce se limpiaba de manera compulsiva sus cejas.
Las Olimpiadas propician escenarios idóneos para captar este tipo de rituales. Es el caso del nadador canadiense Santo Condorelli, del que se ha descubierto que dedica una peineta, un corte de manga, justo antes de tirarse a la piscina para competir. El deportista olímpico lo hace sin ningún tipo de pudor y, mientras se preparaba para comenzar a nadar, su dedo corazón queda levantado mientras el resto dedos se esconden en su puño.
Pero, ¿a quién hace Condorelli este gesto? Y, sobre todo, ¿por qué? El origen de este particular ritual se remonta a cuando el joven tenía la edad de ocho años. El chico tardó bastante tiempo en "dar el estirón" (su familia lo llamaban "el duende"), y su poca altura provocaba en él un gran complejo que hacía mella en su autoestima. Sobre todo cuando competía con sus compañeros.
Verse a sí mismo tan pequeño le hacía sentirse incapaz de ganar a sus competidores en las pruebas de natación en las que participaba, así que su padre Joseph le dio un curioso consejo para mejorar su autoestima y confianza en sí mismo. Le animó a dejar de pensar en sus contrincantes, en su poca altura, y le empujó a hacer un corte de manga como símbolo de su despreocupación justo antes de competir. "Estos chicos son más grandes que tú, pero tú sabes nadar mejor que ellos, que se j****".
De pronto, Santo comenzó a ganar las competiciones de natación y, desde entonces, Condorelli dedica un corte de manga a su padre que, desde las gradas, le devuelve el gesto. En 2012, cuando el nadador tenía 17 años, se clasificó para la final de los 100 metros estilo libre en el Campeonato Nacional de Speedo junior. Justo antes de empezar a nadar, repitió su ritual y las cámaras captaron un primer plano del momento.
Bizarre pre-game ritual: Olympic swimmer flips off dad before every race pic.twitter.com/IEX8e9HPvL
? Politweecs (@Politweecs) 6 de agosto de 2016
Aunque ganó la prueba, muchos se sintieron verdaderamente ofendidos, pues creyeron que Santo dedicó su gesto hacia todos los espectadores, así que el nadador se vio en la obligación de enviar una carta de disculpa explicando su particular manía.
Desde entonces, el nadador es algo más discreto a la hora de comunicarse con su padre desde la piscina. Y no le ha ido del todo mal. Quedó en cuarto puesto en la final de 100 metros libre, a solo 3 centésimas del bronce.