El periodo de transición entre la elección de un nuevo presidente de Estados Unidos y su toma de posesión suele ser un tiempo de optimismo en los mercados financieros. Este año no fue la excepción: el S&P 500, índice que agrupa a las 500 empresas más importantes del país, alcanzó máximos históricos en esos días. Sin embargo, la llegada definitiva de Donald Trump al poder ha cambiado drásticamente la situación, generando un fuerte golpe bursátil que ha afectado especialmente a las grandes compañías tecnológicas.
Elon Musk, uno de los más perjudicados
Uno de los mayores damnificados de este desplome es Elon Musk, CEO de Tesla y fundador de SpaceX. En apenas dos meses desde la toma de posesión de Trump, el valor de su compañía automovilística ha caído casi a la mitad, lo que ha reducido su fortuna personal en un tercio. Según estimaciones de Bloomberg, el magnate ha perdido aproximadamente 150.000 millones de dólares.
Pero Musk no es el único afectado. Meta, liderada por Mark Zuckerberg, ha visto disminuir su valor en un 3%, lo que equivale a una pérdida de más de 5.000 millones de dólares. Amazon, de Jeff Bezos, también ha sufrido un fuerte revés: su cotización ha retrocedido un 15%, lo que ha supuesto una merma de 22.000 millones de dólares en su capitalización bursátil.
Google y Apple: caminos opuestos
El impacto negativo también ha alcanzado a Google. Su empresa matriz, Alphabet, ha perdido un 7% de su valor, lo que ha supuesto un recorte de más de 20.000 millones de dólares en las fortunas de sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin.
Sin embargo, no todas las tecnológicas han sufrido pérdidas. Apple, dirigida por Tim Cook, ha resistido mejor la volatilidad del mercado y, en contraste con sus competidores, ha logrado un crecimiento del 2% en su cotización. Su CEO mantiene un patrimonio neto estimado en 2.500 millones de dólares.
La postura de Trump ante la crisis
Ante el nerviosismo en los mercados, Trump ha reiterado su confianza en sus políticas económicas. Ha defendido que sus medidas arancelarias traerán beneficios a Estados Unidos sin afectar al consumidor y ha subrayado su compromiso con la revitalización del sector industrial.
El presidente ha restado importancia a las caídas bursátiles y ha instado a pensar a largo plazo: "China tiene una perspectiva de 100 años. Nosotros, en cambio, nos preocupamos por el próximo trimestre", afirmó. Con estas declaraciones, deja claro que no tiene prisa y que confía en que su estrategia traerá prosperidad en el futuro.
