El musical 'Billy Elliot', basado en la película homónima del año 2000, ha sido todo un éxito internacional desde que se estrenara en el teatro Victoria Palace de Londres un 11 de mayo de 2005. De hecho, a pesar de llegar a España en octubre de 2017, ya ha sido galardonado con el premio a mejor musical del año.
Sin embargo, no en todos los países ha gustado la historia de superación de Elliot. En Hungría se ha suspendido la obra, pero no precisamente por la calidad del guion o del trabajo de los actores. La causa ha sido la homofobia.
El diario conservador Magyar Idök publicó el 1 de junio un artículo en el que acusaba a la obra de "hacer infelices a los jóvenes que, por ellos mismos, no irían en esa dirección". Tal dirección no es otra que la homosexualidad. Según el periódico, afín y cercano al Gobierno ultranacionalista de Viktor Orbán, 'Billy Elliot' "propaga" la homosexualidad de una forma que "afecta al subconsciente de los menores, justo en una edad cuando todavía se puede influir sobre su inclinación".
La crítica influyó en la venta de entradas, que cayó en picado. Finalmente, a la Ópera de Budapest no le ha quedado más remedio que suspender las quince funciones ya programadas entre junio y julio, debido a "una campaña negativa en la prensa", como asegura su director, Szilveszter Ókovács.
Más de 100.000 personas habían visto la función, estrenada en Budapest en junio de 2016. Las obras de la Ópera de Budapest habían trasladado la obra al Teatro Erkel, donde tenía previsto prolongarse hasta verano de 2019. Sin embargo, las acusaciones homófobas han terminado con ella.
Hungría, un país impregnado por el odio
Este triste episodio no sorprende en la Hungría de Viktor Orbán, en donde la intolerancia se emerge como el principal valor del país. La homofobia existente en la sociedad es solo superada por la aversión hacia los migrantes, fomentada por la campaña contra la "amenaza extranjera" del primer ministro húngaro.
Tal es el nivel de xenofobia que la última medida aprobada por el Parlamento consiste en un impuesto del 25% a aquellas organizaciones que apoyen la inmigración, proyecto que se integra en la ley anti ONG que existe en el territorio y que puede llevar a la cárcel a los defensores de los derechos humanos. Además, han rechazado participar en la minicumbre europea que se celebrará este domingo sobre la política migratoria.