La guerra entre católicos y ateos está servida desde hace siglos. Los descubrimientos científicos, el uso de la razón y el pensamiento libre sin imposiciones imaginarias han ido ganando la batalla al Todopoderoso. Si ya hace unos meses se llegó a crear la primera Biblia homosexual con Rihanna encarnada en Dios, ahora el conservadurismo fundamentalista de Estados Unidos (EEUU) ha contraatacado con su propio mausoleo a los escritos sagrados.
Washington D.C., la capital de la primera potencial mundial y el país que abandera el catolicismo (mientras a su vez es uno de los que más porno consume), ha abierto un gran Museo de la Biblia para que los siervos del Señor no pierdan su camino en la senda pagana de todos aquellos que no creen en la existencia de un único dios de la que no se ha probado su existencia, valga la redundancia.
Este 'templo' al "libro de todos los libros", a la Carta Magna de los predilectos a hincar la rodilla para rezarle al techo a Dios, ha sido financiado afortunadamente gracias a la iniciativa privada de la familia Green, unos cristianos evangélicos que tienen otro Dios al que rezarle: el capitalismo en el más sentido estricto de la palabra. Los Green son propietarios del imperio Hobby Lobby, una gran cadena de muebles valorada en más de 3.000 millones de dólares en la que emplean a más de 15.000 ciudadanos en todo el país. Para poner en marcha este museo, han empleado 500 millones de dólares.
EEUU, en peligro por ignorar a Dios
Ya lo decía William Shakespeare: "no hay tinieblas sino en la ignoracia". Precisamente entre esas supuestas tinieblas en las que se encuentran supuestamente millones de personas pretende aventurarse Steve Green, el consejero delegado de la empresa, con la exposición de los textos sagrados en su gran museo. Durante una conferencia en Nueva York, este referente del capitalismo aseguró que EEUU se encuentra "en peligro por su ignorancia de lo que Dios ha enseñado".
Este gran 'templo' al que se puede acceder de manera gratuita y que ha captado la atención de miles de visitantes (a juzgar por las largas colas de su entrada), se encuentra en pleno centro político y donde se toman las decisiones más importantes de la agenda de la Casa Blanca: junto al Capitolio. Además, a su alrededor coexisten grandes edificios de exposición como el museo de Historia Afroamericana; la Galería Nacional de Arte o los Archivos Nacionales.
Dios ha llegado para quedarse. Y lo hace curiosamente entre museos que apuestan por la memoria del pasado. Un pasado retrógrado, ignorante y cacique en el que reinaron las tinieblas católicas sobre las explicaciones científicas y racionales.
Dentro del Museo de la Biblia se combina una perspectiva antigua con un presente (y futuro) ya asentado en la sociedad. Grandes pantallas interactivas conviven con pergaminos y réplicas de textos religiosos, entre ellos, la primera Biblia que se tradujo al inglés en 1526. Asimismo, se exponen recreaciones de la aldea de Nazaret, el supuesto lugar donde nació el supuesto Jesucristo y se muestran imágenes de los campos de Israel que menciona la propia Biblia. También se dedica un espacio a los versos de la Biblia que han sido utilizados por la música contemporánea (rap, rock y pop). Y se exhibe un ejemplar del primer texto sagrado que funciona con energía solar.
Los Green aseguran que no pretenden "evangelizar", sino transmitir un "enfoque periodístico de las sagradas escrituras". Además, quieren tomar el pulso a los estadounidenses y a cualquier persona que se acerque allí. Para ello, los visistantes pueden participar en una encuesta donde pueden opinar sobre si la libertad religiosa se encuentra en peligro en EEUU. Un 50% de ellos ya lo ha hecho y han confirmado que sí, que los ateos son muy malos y están cercenando el derecho a rezar al techo a Dios. Porque es de sobra conocido que fue la Inquisición de ateos la que persiguió a los católicos durante siglos...
La familia propietaria del Hobby Lobby es conocida por su oposición férrea a las políticas del progresista demócrata Obama. Fueron ellos quienes recurrieron la ley sanitaria impulsada por el expresidente norteamericano conocida como 'Obamacare' porque, según alegaban, el Estado no podía obligar a su compañía a suministrar medicamentos anticonceptivos a sus empleados. La justicia estadounidense les dio la razón y el conservadurismo lo celebró por todo lo alto.
Green asegura que no está inmiscuido en los debates políticos y no se asocia con ningún partido de las cámaras representativas. Sin embargo, una fiesta de gala previa a la inauguración de este museo se celebró en el hotel del presidente actual Donald Trump en Washington y contó con la asistencia, entre otros, de la secretaria de Educación, Betsy DeVos; el secretario de Vivienda, Ben Carson y uno de los hijos del líder de la Casa Blanca, Eric Trump. Como suelen decir las abuelas: "dime con quién andas y te diré quién eres".