El objetivo principal del Aikido es utilizar la fuerza con la que el oponente intenta atacarnos para transformarla con nuestros movimientos y neutralizar la agresión en cuestión de segundos. Si esto se pudiera transformar en política, podríamos concluir tras las últimas semanas que García Egea y Miguel Ángel Rodríguez se han convertido en una especie de 'Steven Seagal', aunque las maniobras empleadas en Murcia, con compra de diputados, puedan ser vistas por los más sensibles como cualquier Tony Soprano de turno.
La frustrada moción de censura en Murcia y su efecto de arrastre en otras automías como Madrid o Castilla y León han demostrado algunas cosas: la elevada tensión que existe en estos momentos en la política española, la capacidad de cambio en el tablero político, con el consecuente reparto de fuerzas, que existe en nuestro país en cuestión de simples minutos; y la evidente falta de Ciudadanos para hacer hasta política de cierta altura.
Nadie esperaba lo vivido en Murcia. López Miras entró en auténtico pánico e incluso pensó en adelantar elecciones hasta que vio que no podía ser candidato por la limitación de dos mandatos. Fue aquí cuando entró en gala Teodoro García Egea y analizó las debilidades de sus rivales, en concreto Cs: que tiene muchas. La agresividad de la moción iba a ser devuelta inmiscuyéndose en la vida interna del convulso grupo naranja.
Ciudadanos tiene fallos en su composición estructural, en sus ansias de diferenciarse de los grandes partidos. Inés Arrimadas fue muy crítica con Francisco Igea hace precisamente un año (recientemente ha celebrado su aniversario como líder) cuando él le urgió a abrir la formación, sobre todo a nivel territorial. "Necesitamos un modelo menos centrado en el hiperliderazgo, que dé mayor peso a los territorios en las decisiones". Arrimadas prácticamente se burló de su propuesta: "No queremos tener decenas de barones como el PP o el PSOE abriendo guerras internas contra nosotros".
Sea como fuere, esos barones territoriales hacen doler la cabeza a Casado y Sánchez, sí; pero también les abren los ojos cuando toca y tienen un conocimiento muy fiel de la realidad más allá de la M-30, que es en lo que se ha convertido la política que se está ejecutando mediáticamente en la primera fila. Esto permite poner orden en cada región y evitar que los grupos se rompan por rencillas personales, hasta el punto de que un partido con seis diputados tenía dos liderazgos que prácticamente no se dirigían la palabra. La dirección nacional de Cs, que vive a más de 500 kilómetros de Murcia, quizás no tenía una dirección consolidada que le hubiera hecho una foto fija sobre la realidad de su partido allí.
Porque quizás Arrimadas tenía en Murcia un grupo de seis diputados más cercano a la 'jaula de grillos' que al ejército compacto y uniforme que llevó a Sánchez a La Moncloa. ¿Nadie conocía dentro del partido las rencillas entre Isabel Franco (elegida en primarias y dolida porque se la estaba apartando de una manera completamente dura en detrimento de Ana Martínez Vidal, con quien mantenía una gran enemistad, recelos y envidias personales)?. Si bien es cierto que las primarias de Franco estaban investigadas por la Justicia, todavía no había decidido nada. ¿Nadie piensa que era muy sencillo para el PP tentarla a desertar del puesto? ¿Qué estaba unida a otro concejal, Francisco Álvarez, porque fue quien le ingresó en el partido? ¿Qué se podían sumar más ediles? ¿Qué Ciudadanos no tenía ningún control sobre esa moción?
El caso de Valle Miguélez, este sí, resulta más sorprendente. Pero aquí Ciudadanos tan solo tenía que hacer un análisis interno. Tenía a Fran Hervías, exsecretario de Organización, uno de los pocos supervivientes de la estrategia que llevó a Albert Rivera a los 10 escaños y que constantemente hacía amenazas con abandonar el partido. Su poder es importante: tiene un gran número de contactos, ha colocado a muchos activos y tiene la capacidad de dinamitar el partido desde dentro. Llevaba más de un año haciendo amenazas en este sentido. Tan solo necesitaba la llamada de gracia. La de Egea.
Adelanto de elecciones y la diferente estrategia entre Villacís y Aguado
Isabel Díaz Ayuso (o MAR, quién sabe) han sabido que lo sucedido en Murcia era, sí o sí, el momento para adelantar las elecciones. Tampoco ayudó la postura de Ignacio Aguado. Mientras que Villacís en el Ayuntamiento daba calma, el vicepresidente regional advertía: "Que Ayuso tome nota de lo sucedido en Murcia".
Los calentones verbales son muy propios de Ayuso y le rinden réditos electorales. Quizás a Aguado se le ha pegado esta tendencia, pero puede costarle el puesto y el final de su partido, al menos en Madrid. Sin duda, no fue el detonante, pero tranquilizar descartando una convocatoria hubiera quitado todos los argumentos.
Si las encuestas coinciden, España puede entrar en Madrid con nu nuevo ciclo político muy complicado con el PP, pero también acerca el sueño del bloque conservador: reunificar a la derecha. La OPA hostil a Cs se materializaría en Madrid, donde los naranjas perderían su feudo, en teoría, más tradicional.
Los populares, que vivieron una fuerte merma de la representación en 2019, ahora ven cómo se disparan sus escaños, incluso rozando la ansiada mayoría absoluta y los escaños que, en épocas de bonanza, conquistaba Esperanza Aguirre.
Reunificación del centroderecha y dudas sobre si la izquierda utilizará Madrid como espejo para devolver al PP a la era de los 66 escaños
Con este panorama, el PP espera que esta OPA hostil sea el comienzo de la ansiada reunificación del centroderecha. La formación conservadora ya da al partido naranja como herido de muerte y espera una llegada masiva de cargos de Ciudadanos con el que engordar sus listas.
Hay especial interés por algunos miembros como Toni Cantó, Begoña Villacís, Marta Rivera de la Cruz, Juan Marín y Luis Salvador. Son todos activos con cargos y que han gobernado con el PP y que, en la actual crisis, se han puesto de perfil y han pedido un Comité Ejecutivo urgente para que Inés Arrimadas dé cuenta sobre lo sucedido.
Pase lo que pase, sin embargo, no todo son flores para el PP. Si Isabel Díaz Ayuso no gobierna con mayoría absoluta y necesita a VOX (que podría exigir una coalición), la dirección nacional del PP se vería obligada a dar una vuelta a su estrategia con la que preténdela divorciarse de Santiago Abascal.
Madrid, como espejo de sus políticas, es el mejor revulsivo para alejar al PP del centro, devolver a la marca a la época en que registró 66 escaños y permitir que el PSOE pueda crecer por ese centro como vea necesario. Surgen dudas e incógnitas en estos momentos de cambio político.