Un muerto y dos heridos graves. Así los dejó Mourad T., el hombre que se deshizo de tres personas en una cuneta ubicada en algún punto de la A-380, que une las localidades andaluzas de Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda. Todo relacionado con una banda de traficantes que se ensañó con ellos cuando intentaron robarles una mercancía de hachís. Ahora está detenido, se encuentra entre rejas desde el 25 de septiembre.
Todo ocurrió tres días antes. Los abandonó a su suerte, moribundos, con graves contusiones e incluso con el cráneo roto. Todo después de que él y sus cuatro compañeros franceses descubrieran que intentaban sustraerles la droga. Ni Manuel Jurado Ruiz, que finalmente falleció a causa de los golpes y una puñalada en el pecho de corte profundo, ni sus amigos podrán contar qué ocurrió realmente, al menos por ahora, ya que los supervivientes siguen en coma. Sin embargo, este marroquí de 41 años conoce la historia de primera mano, pues fue el último que los vio antes de que las autoridades dieran con ellos.
Mientras tanto, la investigación continúa su curso y los expertos consideran que pudo tratarse de un ajuste de cuentas, aunque todo queda en cierta medida paralizado hasta que las víctimas salgan del coma, lo que en cierta medida hace que el caso aún sea un misterio. La policía no ha abierto la boca. Tampoco lo ha hecho la jueza de Instrucción número 1 de Sanlúcar de Barrameda. Sin embargo, la Policía Judicial de la Guardia Civil ha adelantado que las agresiones pudieron haber tenido lugar en un chalet a las afueras de la localidad gaditana de Chipiona, ya que allí encontraron restos de sangre.
Al parecer, este chalet cuenta con un sistema de vigilancia que presumía infalible, además está rodeado por un muro que alcanza los tres metros de altura. Típico de cualquier escena de serie dedicada a la temática que motiva esta noticia. Piscina, barra de bar, jardín, un aparcamiento que no escatima en espacio. Todo lo necesario para rodar la siguiente temporada de 'Narcos'.
Cada vez se avistan más casos de violencia narcotraficante
Es frecuente ver cómo ciertas bandas operan en el sur de España en lo que se conoce como el mercado ilegal del tráfico de drogas, por lo que se sospecha que los damnificados formaron parte de un 'vuelco' o un ajuste de cuentas. Sin embargo, el silencio entre rejas es evidente, ya que los cinco detenidos, entre ellos Mourad, no sueltan prenda. Se encuentran en prisión provisional sin fianza tras haber pasado a disposición del juez. A diferencia del resto, él estará en Morón de la Frontera (Sevilla) hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía les convoque a juicio, acusados por un delito de homicidio, dos en grado de tentativa, dos delitos de detención ilegal y otro por tenencia ilícita de armas.
Al parecer, Mourad no sería más que un cabeza de turco, ya que el verdadero líder de la banda es un conocido contrabandista que frecuenta por Chipiona. Habría huido tras lo ocurrido y no tuvo reparo en dejar a sus compinches pagar por lo que también ha cometido. De cualquier modo, él se convirtió en una de las caras visibles de la trama cuando tiró los cuerpos de estos tres individuos desde una Ford Transit, como si de un desecho cualquiera se tratara.
Después intentó darse a la fuga. Intentó llegar a Sevilla y lo consiguió a duras penas. Un conductor, presente que fue testigo de los hechos, avisó al 112 para informar de lo ocurrido, tras lo que la Guardia Civil intervino mandando a un agente fuera de servicio, que dio con el resto de delincuentes. Les siguió para poder descubrir lo que había ocurrido y así organizar un dispositivo para proceder a su detención.
Una vez en Sevilla, la furgoneta blanca, que Mourad conducía, se adentró en la ciudad. Fueron 110 largos e interminables kilómetros de persecución y el guardia que estaba fuera de servicio ya había dado la voz de alarma a más patrullas, para que acudieran a ayudarle. El otro coche, que también acompañaba a la citada furgoneta, consiguió desviarse por la autovía A-66, más conocida como Ruta de la Plata. Finalmente, fueron capturados en las inmediaciones de la localidad sevillana de San José de la Rinconada, tras varios intentos de escape para volver a su Francia natal.
Por su parte, Mourad abandonó a su suerte la furgoneta que había introducido en el centro de Sevilla, a la altura de la Avenida de República Argentina. Intentó que se le perdiera la pista adentrándose en Los Remedios, aunque consiguieron capturarlo por haber escogido un escondite muy malo, bajo el maletero de un coche. Ya nada podía evitar la entrada en la cárcel de Michael A., Jackson E., Mahamadou D. y Atikossie E, aunque ellos lo hicieron en la cárcel Puerto II de El Puerto de Santa María (Cádiz) y no en el municipio sevillano.