En un momento en el que cada vez más personas deciden no tener pareja y las ventajas de la masturbación se defienden más que nunca, los juguetes sexuales se rebelan como una gran alternativa para disfrutar del placer sin complicaciones. Los fabricantes están desarrollando modelos cada vez más sofisticados para cubrir todo tipo de deseos y demandas, y muy pronto los 'robots sexuales' podrían pasar a ocupar más camas de mujeres que las que ocupen los hombres.
Concretamente, en 2050. Así lo afirma el doctor Ian Pearson en un estudio elaborado junto a Bondara, una tienda erótica online, en el que vaticina que en 2025 comenzarán a aparecer los primeros robots sexuales en los hogares de clase alta y en 2050 el sexo entre humanos y robots será más común que el sexo entre humanos. Este tipo de robots sexuales no se limitarían a una acción mecánica como los consoladores que existen en la actualidad, sino que su expansión iría en paralelo al desarrollo de una inteligencia artificial. Los robots podrían analizar los deseos de las personas y prever lo que les apetece, algo que también se extendería a la realidad virtual.
Los materiales con los que se fabricarán los robots también tendrán que evolucionar de modo que fueran más blandos y agradables al tacto, a la vez que los androides deberían tener la agilidad suficiente para "hacer todo lo que pueden hacer los humanos", según señala el estudio. El realismo será tal que el doctor Pearson se muestra convencido de que enamorarse de un robot será posible, y lo argumenta con la aceptación y el interés que la robofilia -el sexo con robots- y la fornifilia -simular ser un mueble como parte de un juego sexual- suscitan en la sociedad actual.
El estudio apunta a grandes avances en el mundo de los juguetes y complementos sexuales, como guantes con vibración. El total de este crecimiento significaría que los consumidores pasarían a invertir gran parte de sus ingresos en este tipo de aparatos, o mejor dicho, las consumidoras, ya que las mujeres se convertirían en el público principal de este tipo de productos. Se prevé que el gasto por persona se multiplique por cinco y el mercado de los sex shop crezca hasta siete veces.
La realidad virtual seguirá creciendo en el sexo, cada vez más distanciado del amor
El estudio no se queda ahí, ya que afirma también que en el año 2030 la realidad virtual será utilizada para masturbarse o mantener relaciones sexuales del mismo modo que hoy en día los usuarios visualizan porno. Esto permitirá, por ejemplo, acostarse con una persona mientras se visualiza una fantasía erótica. Cinco años después, habrá una mayoría de personas que posean juguetes que interactúen con este tipo de vídeos de realidad virtual, por ejemplo, modulando las vibraciones en función de las imágenes que se visualicen.
Como señalábamos antes, la inteligencia artificial también entrará de lleno en la realidad virtual y será posible crear avatares al gusto del usuario, e incluso transferir esa personalidad de un robot a un avatar. El estudio indica ahí una dificultad que tendrá la tecnología, que será garantizar la seguridad y evitar la manipulación de estos robots por parte de hackers informáticos.
Como conclusión, el doctor Pearson tiene claro hacia dónde vamos y cómo la tecnología va a seguir cambiando nuestra vida sexual y afectiva. Así pues, señala que el amor y el sexo seguirán distanciándose cada vez más, mientras que todo tipo de relaciones (sexuales o no) se desarrollarán en el mundo virtual. Malas noticias para quienes echan en falta el romanticismo propio de las décadas pasadas: las apps de moda para ligar que existen ahora son solo el comienzo de una verdadera revolución sexual.